Vistas de página en total

jueves, 30 de agosto de 2012

Llegó el momento feliz.

Sí, tras llorar mil veces, estar mal durante tantos meses, sentir que nadie más me podía querer como él. Tras haber perdido la esperanza en tantas ocasiones, tras haber pensado en tirar la toalla con todo. Tras haber dejado de comer, de salir, de dormir.

Tras todo ello, has llegado tú. Y has sabido llenar tanto o más mi corazón. Te quiero, cariño.

Hazme feliz cada día de tu vida.

miércoles, 29 de agosto de 2012

Promesas rotas.

-Cariño, creo que me estoy enamorando y eso me da miedo, porque yo siempre he sido un cabrón.
-No te preocupes, yo no voy a hacerte daño y tú lo sabes, eres tonto si piensas eso de mí.
-Te quiero, y más que tú a mi.
-Flipas, amor. Simplemente, flipas.
-Te prometo que estaré como mínimo junto a ti hasta que acabemos el bachillerato.

Entre esa conversación y el fin de nuestra historia solo hubo un día. Me prometiste años seguros de relación y todo se acabó unas horas después. Yo reconozco que no fui lo mejor que podías tener, que cometí un error y que lo hice mal en una ocasión. Pero tú, tú me habías hecho lo mismo en innumerables ocasiones, y yo estaba cansada de aguantar, y lo sabes.

Deberías haberme perdonado, tal y cómo yo lo había hecho en muchas ocasiones, y tantas de ellas perdoné cosas peores, y eres consciente de que todas ellas las olvidé. Deberías seguir abrazándome en los recreos y no lo haces, y sí, te contaré un secreto: eso me enrabieta. Me hace sentir rabia, y tristeza también, y anhelo, y añoranza, y todas esas cosas que se sienten cuando la persona a la que quieres ya no te mira con un brillo en los ojos.

Después de ese día todo cambió, mi vida, realmente, se puso patas arriba, y es que tú eras la clave del orden de mi corazón. Eras el motivo por el cual yo era feliz, por el que me apetecía ir a clase y sonreír cada mañana. Y todo se fue a la mierda por un error, frente a tantísimos tuyos, pero que no supiste perdonar.

Te quise, y no lo negaré jamás. Eras el niño que más me había impresionado, y es que tienes algo que me encanta. Y todo se acabó. Me sentí mal, me sentí la persona más mierda del mundo por haberte perdido, y es que te quería, de verdad.

Hubo segundas partes, pero nunca llegamos a ser dos, nunca llegué a enamorarte tanto como aquella vez. Y nunca llegamos a ser lo que éramos desde aquel día. Te odié con todas mis fuerzas por no volver a mí, por no perdonarme cuando te pedía disculpas, a pesar de que tú habías jodido todo desde mucho atrás. Aún así, pasabas de mi y nunca volvió a ser lo que era.

Ahora estoy aquí, olvidándote con éxito en ocasiones y con bajones por momentos. No te quiero pedir que vuelvas a mí, pero sería el camino más fácil. Sin embargo, como sabes bien, me encantan los retos, y voy a luchar por olvidarte y dejarte atrás. Total, fuiste mucho, mi primer amor de verdad, pero me queda una vida por delante y no pienso malgastarla en ti, porque es algo ridículo.

Gracias por leerme de nuevo. Y por apoyarme, a esas personas que lo hacen. Se os quiere.

martes, 28 de agosto de 2012

Ruth y Jose.

Esta mañana he despertado ante el grito de mi madre ¡"Carla, han encontrado a los niños de Huelva, muertos!". Por un momento todo me ha parecido un sueño, nadie pensaba que aquellos niños fuesen a estar muertos, apostaban por encontrarlos en cualquier caseta en mitad del campo. Sin embargo, al levantarme y dirigirme al salón, he visto que no, que ya no había esperanzas.

Muchos pensarán que no debería escribir estas palabras, ya que los niños no son conocidos míos, pero es que me parece necesario hacerlo. Necesito dedicarles este espacio para que, al menos, unas pocas personas compartan lo que siento. Compartan el ponerse en lugar de esa madre a la que han dejado destrozada, porque no es un hijo, son los dos. Sus pequeños se han marchado, y ya no volverán.

Sé que no es lo mismo, pero si, algún día le pasa algo parecido a mi sobrina, esta escritora ya no podrá continuar en este mundo. No puedo sin ella, y me pongo en el lugar de esa madre, en el que el dolor debe ser insoportable, algo tan doloroso que te queme por dentro.

Y todo por un hijo de puta, un cabrón y una mala persona que no es capaz de querer ni a sus propios hijos. Siento mucho mi lenguaje, pero es como me siento y prometí escribir lo que sintiese. Siento que esa persona debería sufrir el triple de lo que ha sufrido esa madre, debería ser castigado duramente por haberles arrancado la vida a dos pequeños que tenían un futuro prometedor por delante. Esos niños han dejado en este mundo toda una vida por delante, tantos años que no vivirán.

Lo siento mucho, pero ese tío es un verdadero hielo. No podría quemar a alguien tras haberlo matado ni aunque fuese un asesino, como para hacérselo a las dos criaturas a las que les diste la vida, que las tuviste entre tus manos, que les diste besos entre juegos... tantas cosas... y ha demostrado ser un verdadero cabrón.

Bueno, finalmente, apoyo desde Madrid a la familia, sobre todo a la madre de los pequeños, y un último mensaje hacia los niños, donde estén: AQUÍ SE OS RECORDARÁ.

lunes, 27 de agosto de 2012

Repaso mis pasos.

Bueno, lectores, hoy quiero compartir con vosotros un resumen de mi vida. Un resumen de estos catorce años, un mes y trece días que llevo en este mundo. Un largo tiempo de errores y aciertos, buenos y malos momentos, risas y lágrimas, amigos y traidores, amores y decepciones; pero ante todo, un largo tiempo de caídas y de volver a levantarme. No quiero enrrollarme demasiado en esta entrada, así que... al grano.

Comencemos en los primeros meses de vida de esta joven e insignificante chica que os está hablando. Nací entre una familia humilde y que, sin vivir con excesos pero tampoco con necesidades, me daban todo lo que necesitaba. Por aquel entonces yo vivía en Simancas y aún no conocía su actual vida. Un pequeño piso de dos dormitorios en el que teníamos que vivir ocho personas. Sigo manteniendo que no pasábamos necesidades, pero simplemente era el piso en el que mi familia llevaba toda la vida y continuamos en él tras mi nacimiento.

Sin embargo, al año de nacer, cuatro meses después de la muerte de mi abuela, mi familia decidió cambiar de hogar y Canillejas nos recibió grandiosa y maravillosamente. Desde aquella etapa y hasta hoy, me siento orgullosa de decir que vivo en MI BARRIO.

Todo continuó tranquilamente y sin novedades hasta mis tres añitos. Llegó el colegio y aquello era algo a lo que yo no estaba nada acostumbrada. Nunca antes había estado en una situación parecida, pues no había ido a la guardería y mis hermanas eran demasiado mayores como para considerarlas niñas. Sorprendida, fue algo que me encantó; tantos niños a mi alrededor era fantástico y aún recuerdo lo eterno que se me hacía cada fin de semana. En definitiva, nada parecido a ahora.

Sigamos. Un año después, más o menos, conocí a la persona más divertida que he conocido, alguien que, aunque ahora ya no continúe teniendo el contacto conmigo, sigue tan presente como entonces. Ismael Torres Fernández.

Saltemos dos años en mi vida y contemos como empecé la E.P.O.; conocida por todos como la Primaria. Los primeros exámenes y eso de aprender a contar me entusiasmó al principio, pero con el paso del tiempo, me fui convirtiendo en la persona pasota que soy ahora.

A los ocho años llegó ella, mi pequeña y "adorable" sobrina; aunque la quiero más que a una hermana, sinceramente. Nos hicimos inseparables, y, aunque peleemos, prefiero quedarme con los miles de te quieros que nos decimos al cabo del día. Te quiero enana.

Y ahora viajemos hasta los diez años. La mayor desgracia de mi vida, la que marcó mi vida desde entonces. La muerte de alguien que me hace falta en muchas ocasiones. Un cómplice, una persona que me cubría las espaldas en miles de travesuras, una persona que me hacía divertirme y me enseñaba pequeñas palabras de italiano siempre que se lo pedía. Una persona que, con el tiempo, me hizo ser como él. Amo Italia tanto como él y me encantan las mismas cosas que a él. TI AMO MOLTO, MIO PAPA.

A los años siguientes no les voy a dedicar mucho... un error enorme que me costó demasiado, las primeras decepciones en la guerra del amor, los primeros suspensos, los innumerables cambios en mí, y ante todo, un cambio de actitud de verdad. Pero lo más importante ha sido una persona, aunque no voy a dedicarle ni una línea. Y también, en unos meses, adelanto que tendré otro sobrino, o sobrina; al que convertiré en un nuevo hermano. Le mimaré y le daré todo lo que pueda.

Bueno, acabo diciendo lo de siempre: GRACIAS A TODOS LOS QUE ME APOYÁIS PARA QUE CONTINÚE DÍA A DÍA.Una vida de locuras.

domingo, 26 de agosto de 2012

Poco a poco, cambio.

A menudo toda mi familia me mira y me dice lo mucho que he cambiado en el último año.

Mi hermana Olga me mira con orgullo, diciendo con la mirada que soy su hermana pequeña y que no me toca nadie. Me advierte de lo mucho que la decepcionaría si hiciese algo mal, si tuviese un error imperdonable o si volviese a ser como hace un tiempo.

Por otra parte, mi hermana Eva me mira con gracia. Con una sonrisa que, en lo más profundo, significa que, por muchas peleas y roces que tengamos, ella me quiere con locura, que se desvive por mí y que si yo la faltase algún día, se destrozaría por dentro.

Mis cuñados me miran burlándose, siempre así, pero me miran con felicidad porque me quieren como a una hermana pequeña. Una hermana pequeña que les molesta continuamente pero que, a la vez, la consideran una chica buena y con buen corazón.

Y falta la más importante, la persona que me trajo al mundo. Ella me mira como nadie me había mirado antes, me sabe proteger, regañar, felicitar e incluso querer, con tan sólo una mirada. Se esfuerza día a día por que yo continúe por el camino correcto, sin salirme de él. Y la hago feliz aprobando, siempre. La hago feliz ayudando al vecino del cuarto a subir las bolsas. La hago feliz dando limosna al primer mendigo que me encuentro. La hago feliz lavando los platos para que no tenga que hacerlo ella al llegar de trabajar. La hago feliz de tantas formas que me siento orgullosa de mi misma tan sólo por eso. Y es que te quiero, mamá. Te quiero y no me importa que mil veces discutamos y otras mil veces no te entienda por ser tan diferente a mí. Te quiero por sacarme adelante como lo haces cada día. Te quiero por desvivirte en Navidades para conseguir el regalo perfecto. Te quiero porque no te cambiaría por nada.

En fin, que gracias a mi familia porque, aunque son los más raros de este mundo, me quieren, Gracias a mi familia por cada una de las broncas que me echaban y que nunca entendía, pero que ahora estoy orgullosa de haberlas recibido. Gracias a mi familia porque me dan todo lo que pueden. Gracias a mi familia por ser como son. GRACIAS, GRACIAS y GRACIAS.

sábado, 25 de agosto de 2012

Más despejada.

Buenas tardes, amigos. Tras una noche inquieta pero que a la vez me ha servido para reflexionar, estoy mucho más tranquila. Este tema que voy a tratar hoy ya lo he comentado con anterioridad, pero quiero dedicarle una entrada completa.

Comencemos contando la historia desde el principio. Me acosté a las cuatro de la madrugada con los ojos hinchados y un dolor enorme en mi corazón. La vida últimamente no ha sabido darme nada más que malos ratos y pesadillas reales, y eso es algo que pasa factura. Me hace pensar si de verdad estoy actuando como debo, si lo que tengo me lo merezco, si puedo cambiar todo esto de un día para otro... y es que os prometo que yo quiero ser feliz, que no lo hago porque me guste, os juro que quiero olvidarle.

Desde un principio, yo no supe imaginarme un futuro lejano a su lado, es más, yo nunca fui capaz de verle como el padre de mis hijos y el hombre que me esperaría sonriente en el altar. Nunca lo imaginé porque siempre fui consciente de que aquello terminaría algún día; y terminó. Pero luego regresó, y, aún así, tampoco conseguí verle como algo más que una relación, seria e intensa, pero que con el tiempo se esfumaría. Y es que él siempre me lo dejó claro: como mucho, le daba a nuestra relación un año. Y fue sincero en ese aspecto. Pero yo pensé que aquello duraría más, que era normal que no le imaginase como todas esas cosas porque éramos jóvenes aún. Le quise cambiar y quise modificar su forma de ser mujeriega y la característica de ser experto en salto de flor en flor. Y me hice daño tantas veces que me acostumbré a llorar, lloraba con dolor, pero no con sufrimiento.

Y, en tan sólo unas horas, he comprendido que ahora me toca estar mal porque no puedo evitar quererle ni mucho menos añorarle. No puedo evitar recordarle, y es que, como escribí en mi primer relato corto, copiado de un gran sabio, "es fácil recordar para quien tiene memoria, pero es difícil olvidar para quien tiene corazón". Y no voy a luchar contra eso, no voy a intentar desesperadamente ser feliz de la noche a la mañana, porque debo acostumbrarme primero a vivir sin sus abrazos, sin sus besos, sin sus miradas de amor, sin él, en definitiva. No voy a intentarlo siquiera porque sé que con algo de tiempo, seré capaz de observar un atardecer sin acordarme de él, porque podré escuchar el río bajando de la montaña sin echarle de menos, pero no ahora. Ahora toca recuperarse y centrarse en otras cosas, como los estudios, el futuro que me tengo que forjar y tantos planes como tengo por cumplir. Y es que poco a poco me he hecho mayor, me voy haciendo una mujer que, dentro de poco, tendrá una casa propia y podrá abrazar cada noche a su amor verdadero.

Y de eso quiero hablar, quiero hablar de un único chico que tenga todo lo que pido. No me puedo imaginar a ese chico físicamente, pero sí puedo imaginar su forma de ser. Puedo imaginar la forma en la que me mira, con ternura y pasión, una manera de mirar que mi último chico no ha sabido tener; esa manera de mirar que para el tiempo y me ahoga de una manera dulce y lenta.

Ayer decía que no existen los príncipes azules, y no lo niego, pero no quiero un chico perfecto, quiero una persona imperfecta y mirarla cada día y pensar en que sus defectos me vuelven loca. Quiero que me lleve a pasear aunque sólo sea un rato,  y que nos perdamos por Madrid. Que me bese de una manera bonita y me sepa tranquilizar con un abrazo. Quiero cenar en la terraza de nuestra casa y sentir que aquello es más bonito que estar en París con cualquier otro chico.

Quiero que me pida matrimonio y llorar de alegría ante la idea de envejecer junto a él. No quiero a otro, no quiero serle infiel, porque me hipnotizará cada mañana con un despertar increíblemente bonito.

No quiero ser una más en su lista, quiero ser la princesa que escriba cada día una página de su cuento, quiero hacerle feliz y hacerle sentir el chico más afortunado del mundo. No pido que sea rico, porque con todas estas características, seré millonaria.

Pido que me acepte tal y cómo soy, que me abrace y piense en lo mucho que me ama. Quiero tener cincuenta, sesenta, setenta, ochenta años y sentir el mismo amor que cuando teníamos veinte.

Quiero perderme por la playa con él, y quiero sentir el cosquilleo de sus dedos acariciando mi mano mientras paseamos por la orilla entre miles de bromas y cientos de mimos. Quiero ser su niña toda la vida, aunque tenga la piel arrugada y el pelo blanco como la nieve.

Quiero jugar con él, torpe y lentamente, con la vejez acariciando mi cuerpo, en el salón de nuestra casa. Recibir la visita de nuestros hijos y servirles de ejemplo para buscar una pareja ideal. 

Quiero lucir un anillo con orgullo, el mismo anillo durante toda la vida, no importa si es bonito, feo, grande, pequeño, caro o barato; sólo importa lo que verdaderamente significa: la unión de dos corazones para la eternidad.

Por último, quiero morir antes que mi amor verdadero, porque sé que si no es así, moriré de pena.



Le encontraré.

Cansada.

Buenas noches, chicos. Como habréis leído en el título de esta entrada, estoy cansada.

Estoy cansada de ver en televisión miles de series en las que siempre hay un chico que se desvive por la chica, que la despierta entre abrazos y besos y le recuerda cada mañana lo mucho que la quiere, lo que su corazón siente al verla sonreír. Estoy cansada porque eso, en la realidad, no existe.

No existe ese chico tan romántico que moriría por ti, y tampoco existen esas parejas que, por mucho que discuten, siempre lo arreglan con una noche de pasión. Estoy cansada de que, durante años, he estado siguiendo series en las que todo parecía perfecto, y ahora, tan tarde me he dado cuenta de que mi vida nunca será como en esas series.

Me voy a limitar a vivir el momento, y lo siento mucho, pero ya no creo en el amor; llego intentando olvidar al mismo tío demasiado tiempo y, por muchos otros que pasen por mi corazón, ninguno deja la huella que el dejó. Y es que, para ser tan enano, dejó la huella de un dinosaurio. Y es que no puedo ni quiero olvidarle, sí, tenéis todo el derecho de llamarme masoquista, pero no quiero olvidarle por la simple razón de que sigo queriéndole tanto o más que el primer día.

Parece triste. Parece triste que me haya rendido tan pronto. Parece triste y lo es, pero voy a limitarme a continuar viviendo día a día sin sentir. Ya estoy harta de que jueguen conmigo a su antojo, de que me digan que me quieren tantas veces que sus palabras pierden valor. Harta de que cada abrazo sea rutinario, yo busqué un príncipe azul en todos esos chicos y todos ellos me salieron rana. Y no lo entiendo, no entiendo por qué tiene que pasarme esto a mi, yo siempre intenté hacer las cosas bien con ellos, cometí errores y lo admito, pero nunca intenté hacer daño a un tío.

Harta también de que mi serie favorita mezcle el trabajo que quiero tener con un tío perfecto y ser consciente de que nunca tendré esa vida.

En fin, supongo que en esta vida los románticos como yo no tenemos nada que hacer. Gracias por seguir leyendo. Un beso.
Cada dos minutos.

jueves, 23 de agosto de 2012

Luchar, ante todo, luchar.

Sí, debo luchar. Debo luchar ahora por el chico que me ilusiona, no me importa la competencia que haya ni tampoco los obstáculos que me lo impidan, Voy a luchar porque sé que con él seré feliz, sé que el comparte mi forma de pensar y sabría tratarme como llevo soñando tanto tiempo.

No me importan los bajones que me den, voy a luchar por él porque le quiero y porque sé que él a mi también. No me importa tampoco lo que diga la gente, y es que dicen que el camino está lleno de piedras.

Y voy a luchar también por una amistad, por una amistad que se ha ido pero que volverá con mucha más fuerza, cargada de cariño y de cosas que contar. Un año rubia, un año y todo será igual o mejor que ahora. Tan sólo han pasado cuatro días y ya te echo de menos, echo de menos decirte lo mucho que te debo, lo mucho que te quiero y lo mucho que durará esta amistad. Paso por tu casa y veo las luces de tu habitación apagadas, y te juro que eso me revienta por dentro, me revienta saber que, por mucho que corra, no voy a encontrarte, porque estás a tantos kilómetros que ni un coche podría recorrer. Siento haberte fallado en una ocasión, y siento no haberme despedido como me hubiera gustado. Pero te esperaré rubia, te esperaré y dentro de un año todo volverá a la normalidad y tú seguirás guiándome como lo has hecho hasta ahora.

Tambien lucharé por ti, Jose. Por demostrarte que esto es una amistad, con pequeñas pizcas de política, estupidez y sabiduría, pero sobre todo, una amistad. Te echo de menos Jose, y te prometo que el 2 de Septiembre empieza nuestra vidita nueva.

Lucharé por mis sueños. Los conseguiré uno a uno y vosotros, lectores, seréis testigos de ello mediante este blog.

Lucharé por ti, Virginia, por sacarte adelante y hacer que seas feliz, porque te lo mereces, cariño. Lucharé porque bailemos juntas durante horas, y no te cansarás. Porque te quiero y me tienes para lo que sea, por eso, lucharé por ti y te sacaré adelante.

De nuevo, gracias a todas esas personas que siguen este diario de mi vida tras la pantalla. Se os quiere.

No te rindas.

miércoles, 22 de agosto de 2012

Cuando todo se convierte en un simple recuerdo.

Escribo esta entrada con la esperanza de desahogarme, además de la esperanza de satisfacer a seguidores incondicionales como Virginia y Jose, por supuesto.

Escribo esta entrada con la esperanza de continuar tan feliz como hasta ahora, ya que en veinte minutos, todos los recuerdos se han desbordado y me han hecho entristecer.

Sin embargo, esta vez no pienso permitir que me vuelva a joder la vida como anteriormente, esta vez he conocido a alguien que puede ocupar su lugar, y es que a estas alturas, mi ex se ha convertido en un recuerdo al que no voy a extrañar por nada en el mundo.

No voy a permitir tampoco que me gane en este juego, porque con un jugador tan sucio como es él, no puedo tomarme esta historia como algo serio, porque en muchas ocasiones me lo tomé como tal y esta vez ha cambiado la cosa.

Pero se acabó, no voy a hablar más de un capullo porque otra entrada más solo empeoraría las cosas. Voy a hablar de esas ocasiones en las que una historia se convierte en simples y a la vez intensos recuerdos.

En esas ocasiones en las que te preguntas por qué coño todo se fue a la mierda, en por qué luchaste por una historia que al final acabó con un triste desenlace.

En esas ocasiones en las que anhelas lo que viviste porque sabes que no volverá y porque también eres consciente de que nunca tendrás nada parecido.

Queridos lectores, aquí va mi consejo: no os dejéis cegar por los recuerdos, si una historia ha acabado, es porque de verdad tenía que tener un fin, y deberiáis saber que, cuando esto sucede, es porque no habría acabado mejor que como lo ha hecho. No os comáis la cabeza, porque, si algo he aprendido en estos últimos meses, es que los recuerdos son eso, recuerdos; y no es bueno para una persona vivir recordando una y otra vez una historia, porque solo sufriréis debido al dolor de no tenerlo.

Debéis ser positivos, mirar al frente y admirar lo que ahora hay ante vosotros, admirar lo mucho que os ha costado llegar hasta allí y observar las cosas bonitas que tenéis ahora y que no teniáis antes. Además, en malos momentos descubrimos quienes son de verdad y quienes se juntan a nosotros por simple y cruel interés, y es una oportunidad de darse cuenta de ello y darle cariño a los que nos han demostrado que estarán ahí siempre.

Bueno, siento la pésima calidad de esta entrada, pero hoy no me encuentro nada inspirada... lo siento, amigos. Un beso.

sábado, 18 de agosto de 2012

Cientos de dudas.

Ahora mismo, mi cabeza está llena de dudas. No sé si lo estoy haciendo correctamente o si estoy cometiendo el mayor error de mi vida. No estoy segura de que mi corazón funcione como debe, pues siempre hace lo que peor futuro me trae. No quiero arriesgarme, pero tampoco quiero perderle por ir demasiado despacio. No quiero lanzarme a un precipicio a lo loco, pero por supuesto que tampoco quiero perderle por tener demasiado vértigo.

Puedo decir que estoy cagada del miedo, pero también estoy orgullosa de decir que me trata como una verdadera princesa. Sin embargo, aún no puedo meterme en nada serio, porque sigo enamorada del mismo capullo que hace un año y cuatro meses me juró amor eterno. Sí, sigo enamorada de él, soy masoquista quizá, pero como decía, mi corazón está pasando por una etapa rebelde, una etapa demasiado larga y de la que tengo miedo a quedarme atascada.

Puedo afirmar que no me habían tratado así en la vida, y eso me hace desconfiar. Le quiero, por supuesto, pero no sé si como amigo o como el hombre que quiero que me despierte a besos cada mañana. No sé si quiero que él sea el chico que me espere en el altar o el que me lleve hasta él. Y no lo sé por la sencilla razón de que al pensar en otro, se me revuelve el corazón y comienza a latir más deprisa; pero es que, desde hace varios días, con mi chico divertido como le llamo yo, me pasa lo mismo.

Esa diversión, esa forma de hacerme sonreír, de hacer que se evaporen los problemas y hacer que solo quiera que acabe el día para poder hablar con él, todo eso, me hace dudar. Y me hace dudar porque si por mí fuera, ese chico ocuparía el resto de mi vida, le abrazaría cada mañana y me ducharía entre risas, caricias y besos con él. Porque sé que no me hará llorar, sé que con él, puedo ser feliz, sé que me quiere y sé que podríamos ser felices. Sin embargo, el recuerdo de un amor imposible sigue rompiéndome la ilusión cada mañana, el fantasma de un amor imposible que pocas veces me hizo feliz, ese mismo, sigue presente. Y no puedo hacerle daño al chico que me da las buenas noches, porque quiero algo con él, pero ahora no.

En fin, lectores, que amo a un capullo y corro el riesgo de perder a un caballero. Porque definitivamente, mi corazón funciona realmente mal.

Tantas dudas y tan pocas respuestas.Gracias por leerme de nuevo. Un beso.

La adolescencia..^^

"Edad que sucede a la niñez y que transcurre desde la pubertad hasta el completo desarrollo del organismo".

Esta definición es la que da la R.A.E.; pero en mi opinión está incompleta. Está incompleta porque la adolescencia no puede definirse en dos simples líneas. Es más, estoy segura de que aunque hoy le dedique este espacio, me dejaré muchos temas sin tratar.

Comencemos diciendo que la adolescencia es una etapa, pero no una etapa cualquiera. Es una etapa de cambios, quizá la más importante en la vida de una persona. Es una etapa de dudas a la vez, y también de decepciones. En la adolescencia comienzan los problemas de verdad. Comenzamos a comernos la cabeza por temas verdaderamente importantes. Sientes que todo el mundo está en tu contra, hasta tu propia familia; sientes que el mundo se echa encima tuya, sientes como la vida se complica de repente, sientes que ya no sirve eso de no estudiar en los exámenes. Te agobias, lloras, rabias, gritas, insultas... haces demasiadas tonterías que no te llevan a puerto fijo.

La adolescencia es un tiempo de miedo, de miedo a no gustar a los demás, a ser rechazado; miedo a no encontrar el famoso don que tenemos todos. También tenemos miedo a quedarnos solos, a ver pasar la vida y que todo se acabe, a que un día nos veamos solos en este mundo tan grande que nos rodea. En definitiva, los adolescentes tenemos miedo hasta a los insectos.

La adolescencia consiste en ser bipolar, en estar súper feliz un día y al siguiente llorar porque ese chico te ha jodido pero bien. Consiste en salir con los amigos y sentirte afortunada, pero llegar a casa y maldecirte mil veces porque tanto tu madre como los problemas se te echan encima sin dejarte respirar.

La adolescencia es una etapa de amor, de romanticismo y de dulzura; pero también de engaños, decepciones y amarguras. Es una etapa en la que puedes ser la princesa de un cuento un día y al día siguiente sentir que se acabó el cuento y no comiste perdices ni fuiste feliz con aquel príncipe azul que resultó ser rana.

Llega también la primera vez. Dudas porque no sabes cuando será el momento, ni con quién, ni como. Te preguntas donde sucederá, si ocurrirá con la persona con la que verdaderamente quieres. No quieres cometer un error, pues quieres que todo sea perfecto y quieres guardar un perfecto recuerdo de ese momento.

Lo siento, lectores. Pero soy adolescente y es una verdadera locura. No diré que ser adolescente es una mierda, porque no es verdad. También tiene sus cosas buenas, como la locura que tienes en el cuerpo a todas horas, esas ganas de gritar como un chiflado al mundo que te amas a ti mismo y que nadie puede contigo. Pero es una locura porque puedes cambiar de estado anímico en sólo un segundo.

Por enésima vez, gracias a todos los lectores. Un saludo.

viernes, 17 de agosto de 2012

Me agobia la ciudad.

En fin, gentecilla. Creo que el título de esta entrada lo dice todo sobre el contenido de la misma. Me agobia la ciudad. Me agobia escuchar coches, autobuses, cláxones y demás a todas horas del día. Me agobia salir a la terraza por la noche y tener la sensación de que continúa siendo de día.

Echo de menos la playa y añoro también el campo. Esa libertad de poder gritar en la sierra y que mi chillido se adentre y retumbe en tres manzanas a la redonda. Sentir el calor del sol y poder acariciar la arena de la playa, levantarte y romper todas y cada una de las olas que trae la marea, aspirar el olor a salitre que hay en el lugar y sentarte a ver el paisaje durante horas sin aburrirte.

Echo de menos levantarme a media noche y escuchar los tranquilizadores ruidos de los grillos que habitan el campo, respirar el aire puro del monte y dar un paseo a altas horas de la madrugada, haciendo que las preocupaciones que dejaste en la ciudad se evaporen en cuestión de segundos.

Echo de menos levantarme por la mañana y mirar por la terraza del hotel el mar, pensar que eres la persona más afortunada del planeta debido al simple hecho de poder apreciar ese paraje desde tu terraza. Querer que no se acaben nunca esas vacaciones y pensar que el tiempo pasa demasiado deprisa.

Echo de menos esa tranquilidad de poder correr libremente por el campo sin la presencia de semáforos, de luces superficiales y de miles de personas bien vestidas que se quejan si les rozas. Poder escuchar a los pájaros trinar y saber que en ese momento, solo ellos hacen ruido. Poder escuchar tu propia respiración, ya que no hay más ruido donde te encuentras.

Echo de menos la tranquilidad y el descanso de la playa y el campo. Quizá porque soy demasiado romántica y me encanta la naturaleza, y escribir sobre ella. Quizá porque me encanta el deporte y la sierra es el lugar perfecto para ello. Quizá porque escuchar música tumbada en la playa es mi mayor pasión. Quizá por todo eso, echo de menos el relax.

Odio Madrid, chicos (as). Lo odio pero de momento, toca aguantar como una valiente.

Muchas gracias por continuar leyendo día a día. Esta noche habrá más que leer.

Mis sueños, algo más que retos.

Todos tenemos sueños, y no me refiero a ese tipo de sueños de los que despiertas en el mejor momento. Me refiero a esos sueños por los que te desvives, por los que te levantas cada día con ganas y por los que piensas que no merece la pena tirar la toalla.

Pues eso señores, que todos tenemos ese tipo de sueños; todos soñamos con poseer el corazón de esa persona que nos quita el sueño, todos hemos soñado en alguna ocasión con tener un trabajo que amemos, un trabajo que nos llene y nos mantenga felices mientras lo desempeñamos. Todos hemos soñado alguna vez con hacer algo que nos parece maravilloso, y ese es el tema que trataré hoy.

No voy a escribir sobre los tipos de sueños existentes, ni tampoco sobre los sueños de distintas personas. Voy a escribir sobre los míos, sobre los retos que marcan mi día a día. Los que hacen que mi sudor resbale por mi frente y mis labios dibujen sonrisas al mundo.

Sueño con ser policía, con decorar mi pecho con una placa metálica y decir una vez tras otra eso de "tiene derecho a un abogado..."; quiero escuchar el sonido de los grilletes alrededor de las muñecas de cientos de ladrones, asesinos y otros. Vivo con la ilusión de pisar la Academia de Ávila cada mañana, de despertarme en una de sus camas y decirme a mi misma "lo conseguiste". Quiero tener en mis manos el MAD y estudiarlo como si en ello me fuese la vida. Y lo voy a conseguir.

Sueño también con pisar Italia. Pisar todos y cada uno de sus milímetros, y examinarlos todos ellos. Respirar y distinguir el olor a pasta, a pizza, a Italia, en general. Quiero salir de noche y escuchar los griteríos típicos de la Bella Italia. Sueño con poder parlar el italiano tal y cómo si fuese mi lengua materna. Deseo cada noche poder despertar en Roma, sentir Roma en cada paso que dé. Y sé que Italia está preparándose para cuando llegue, porque llegaré.

También tengo el sueño de bailar bajo la lluvia junto a mi marido. Junto al hombre que me llene de verdad, al que no me haga sufrir ni me haga llorar. Ese hombre que me despierte con el desayuno en la cama y me desperece entre caricias y besos. Que me abrace y sea capaz de parar el tiempo. Quiero bailar bajo la lluvia junto al hombre de mi vida. El padre de mis hijos y el dueño de mi corazón. Y será algo seguro en un futuro.

De ese hombre también sueño con que se aprenda el fragmento de la vida es bella, y que me despierte un día por sorpresa gritándome "Buenos días, princesa. Hoy he soñado contigo, llevabas ese vestido rosa que tanto me gusta. Pienso en ti, princesa. Siempre pienso en ti". Y que consiga enamorarme cada día más despertándome así.

No pido tanto, pues no pido dinero, ni pido un coche de un millón de euros. No pido llegar a la Luna en un cohete, y tampoco pido ropa de marca todos los días. Soy romántica y sólo pido ser feliz en familia, con los míos. No pido un chico rico que me recoja en Ferrari cada día, me conformo con un chico de barrio que me quiera por mi interior y me haga sentir la más afortunada con palabras. No pido ser presidenta del gobierno, sólo quiero llegar a policía, ser mileurista y poder escribir de vez en cuando, porque es lo que me hace feliz.

Por enésima vez, gracias a todos los que me leen. Gracias a Virginia, a Irene, a Lara..a todos, en general.

miércoles, 15 de agosto de 2012

No sé si será la sangre, pero amo a los míos.

Dicen que la sangre tira, y quizá sea verdad, solo sé que amo a mi familia y no sé qué haría sin ellos.

Cada día me levanto y veo la sonrisa de mi madre, la mujer que me trajo al mundo, la que más me quiere en este mundo y la que moriría por mi. Quizá nunca le he dicho lo mucho que la quiero, pero estoy segura de que ella lo sabe, y también sabe que daría todo por ella, que el día que ella me falte no podré ser feliz, que me faltará la mitad de mi corazón y que miraré las estrellas pensando en lo feas que son comparadas con la cara de mi madre.

Cada día me levanto con los consejos de mis hermanas, las que se preocupan por mí como si fuesen mis madres. Si suspendo, sus regaños me hacen estudiar; si sufro, sufren por mí, y si río, son felices porque ven a su hermana pequeña radiante de alegría. No sé por qué, ni tampoco cómo, pero con el paso de los años, se han convertido en el mayor apoyo que tengo, y ahora más, en esta época de cambios y dudas, en la que ellas se han convertido en mi gran apoyo, en el hombro en el que llorar cuando todo sale mal, cuando los amigos me fallan y los amores me engañan. En fin, que ellas son mis hermanas y no las cambiaría ni por todo el oro del mundo, porque son superiores a ello.

Cada día me levanto con las bromas de mis cuñados, algo más que bromas, porque son indispensables en mi día a día, me sacan miles de sonrisas en esos momentos depresivos y me hacen mirar adelante. Son algo más que cuñados, son hermanos mayores que llevan preocupándose por mí desde que me conocen. Debo agradecérselo día a día, pero mi orgullo no me lo permite. Aún así, se lo agradeceré con hechos, porque las palabras se las lleva el viento; les demostraré que me importan, no les defraudaré y haré que se sientan orgullosos de aquella pequeña a la que conocieron hace tiempo.

Cada día me levanto con el recuerdo de un padre tan grande que lo siento en lo más profundo de mi corazón. Hasta ahora no había hablado del tema, pero le quiero, le añoro y sé que dónde esté, él siente lo mismo que yo. Éramos inseparables, dos personas tan parecidas que compartían mucho más que una relación entre padre e hija. Sin embargo, debo poner en duda la justicia de Dios por haberse llevado lo que yo más quería en este mundo. Mi padre era mi vida, el verdadero hombre de mi vida, el que me amaba de verdad. Debo poner en duda la justicia de Dios porque mi padre era feliz a mi lado, porque no considero que yo me merezca tener que mirar una foto para recordar a mi padre. No me merezco tener que pasar sus cumpleaños en silencio, sin poder felicitarle, sin darle un beso, un abrazo... Sin poder ni siquiera escichar su voz. Daría todo por poder escuchar sus miles de tipos de risas...esa risa graciosa que tenía, aquella otra que era nerviosa, o la que tenía cuando había tensión... No me merezco sentirme hecha una mierda porque pienso que yo podría haber evitado la muerte de mi padre, porque quizá, si hubiese evitado que fumase, lo habría evitado...NO ME MEREZCO VIVIR SIN ÉL.

Por último, un mensaje a mi abuelo: TE QUIERO, ABUELO. TE QUIERO. Gracias por haberte comportado como un padre durante un año. En serio, te echo de menos. TE QUIERO.

Gracias a los lectores.

Te quiero, papá.

martes, 14 de agosto de 2012

Que corto fue el amor y que largo el olvido.

Sé que no te mereces tantas entradas, y tampoco te mereces todo el tiempo que te he dedicado. No, no te mereces tantos perdones concedidos, ni tantas palabras de amor como te he dado. No te mereces tantas veces como te he dicho que te quería, y nunca te mereciste tener mi corazón entre tus manos, porque lo has roto en pedazos.

Sé que no mereces tantas cosas y sin embargo, las tienes. Dicen que el amor dura poco y el olvido es largo, y en mi caso, han acertado. No puedo decirte que es fácil olvidarte y tampoco soy capaz de decirte que otro ocupa tu lugar. No puedo decirte tal cosa porque te mentiría, porque sigo queriéndote como una idiota y aunque me cuesta reconocerlo, te echo de menos. Te siento en mi corazón como una fuerte espina clavada en él, y en mi mente apareces cada minuto del día. Quisiera ser feliz, levantarme con esa estúpida sonrisa que hace unos meses no desaparecía de mi rostro. Quisiera hacer estúpidas bromas a mis amigos y parecer un payaso por no parar de decir tonterías. Quisiera seguir dando consejos como antes, pero en estos momentos no puedo, porque sé que no soy un ejemplo a seguir, sé que me he enganchado a ti y me costará olvidarte, me costarán miles de horas sin dormir, miles de lágrimas corriendo por mis mejillas, cientos de tardes con los amigos sin poder dejar de pensar en ti, y sobre todo, decenas de chicos que rechazaré porque solo tú estás en mi corazón.

Siento ser tan estúpida y hacerles a los que me quieren que se preocupen por mí, pero por más que lo intento, no puedo dejar de recordar tus abrazos, tus palabras falsas, pero que en su momento me hicieron feliz. No puedo parar de recordar cuando me besabas y me decías que me querías.

Todo comenzó con un puto juego, yo no te quise desde el principio, pero mira como he acabado, he acabado como siempre pensé que no acabaría. Había llorado por otros chicos, pero mis lágrimas nunca llevaron ese dolor que llevan ahora. Había abrazado a otros chicos, pero no con esas ganas de parar el tiempo con las que te abrazaba a ti. Siempre fui esa chica que pasaba de involucrarse demasiado sentimentalmente y ahora no paro de hacerlo contigo.

Jose, cuando leas esto pensarás que no me merezco sufrir de esta manera, y yo también lo pienso, pero nunca pensé que la frase "enamorarse no es aquello que se quiere sentir, es aquello que se siente sin querer" tuviese tanta razón. Lo siento, de verdad.

Virginia, mi rubia, sé que tendrás un nudo en la garganta y pensarás que somos casos idénticos, y si, llevas toda la razón mi niña. Pero yo llevo razón cuando te digo que de esto saldremos juntas.

Irene, sé que cuando me veas me dirás que soy idiota y que no me merece, que es un tonto, etc. Y lo sé, pero ya sabes que la tonta soy yo por seguir arrastrándome por él.

Bueno, por último, decirle a todo el mundo que NUNCA se enamore, que es una completa y absoluta mierda, que te hace pensar en esa persona minuto tras minuto, arreglarte y vestirte solo para él, mirar a cada minuto el móvil en busca de algún SMS con un te quiero o un te echo de menos. Enamorarse es lo más maravilloso cuando la otra persona siente lo mismo, pero todo acaba y nada es para siempre, y luego vienen los llantos, la tristeza y los miles intentos de olvidar a esa persona que nos ha destrozado.

Muchas gracias por leerme.
Nada es para siempre.

lunes, 13 de agosto de 2012

Vídeo Txus di Fellatio.

Precioso :) cumpliré mis sueños.

Amigos...simplemente gracias por existir.

Escribo mis palabras sentada en el colchón, mientras recuerdo esta tarde y pienso en lo bonito que sería el mundo si sólo hubiese momentos como los vividos hoy. Para comenzar, doy gracias a esas personitas que me han hecho olvidarme por un día de los problemas. Gracias de verdad.

A pesar de que tengo cada centímetro de mi piel rojo y me escuece demasiado, esta tarde ha sido perfecta. Pensé que iba a ser mucho peor, y es que me he dado cuenta de que no hacen falta muchos para pasar un buen rato.

Entre risas y bromas iba avanzando el día, la piscina iba llenándose y nosotros solo nos preocupábamos por reír y reír como locos. Puede ser que no seamos los más guapos y tampoco los más listos, pero somos nosotros, y con eso, me basta. Puede ser que no nos llevemos tan bien siempre como hoy, pero somos nosotros, y con eso, me basta.

He aprendido a valorar algo que no se ve y tampoco se toca. Algo que, por mucho tiempo que pase, nunca se marchita. Algo que por muchas veces que te caigas, siempre te da fuerza para levantarte y para decir "aquí estoy yo y soportaré lo que venga". Algo que nunca te decepciona, nunca te traiciona y nunca te hace llorar de tristeza. Algo que puede ser fingido, pero que tiene un valor enorme. Algo llamado AMISTAD.

La amistad. Algo de lo que todos hablan pero muy pocos sienten, todos queremos un amigo verdadero pero muy pocos somos capaces de serlo. Todos queremos una persona que te haga reír hasta que te duela la tripa y sin embargo, no puedas parar; pero muy pocos son capaces de conseguir esa reacción en otra persona. Todos queremos una persona que te diga todo con una mirada, que te transmita seguridad en los peores momentos y alegría cuando las lágrimas te tapen la mirada.

Hoy puedo decir que me siento realmente bien, que he reído, he jugado y ante todo, he sido feliz. Sentirme querida ha hecho que me sintiese alguien feliz, alguien a la que quieren. No puedo decir que todos los que han ido hoy sean igual de importantes en mi vida, así que, para acabar, debo agradecérselo sobre todo a Irene Antón y a Sergio Choy.

Un beso a todos y gracias!

Sólo te pido que me olvides. M.

No puedo pedirte que me hagas feliz, tal vez porque no serías capaz de hacer feliz ni a un peluche. Tampoco puedo pedirte tal cosa porque nunca serás el príncipe que merecemos las mujeres. Y por último, no puedo pedirte que me hagas feliz porque lo has intentado tantas veces que me has demostrado que una más solo me serviría para hacerme más daño y echarte más de menos cuando no estuvieses conmigo.

No puedo pedirte que me quieras, porque en estos dos años me has hecho ver que solo te quieres a ti mismo. Has hecho daño a los que me quieren, pero sobre todo me has hecho daño a mí, y, sinceramente, no quiero seguir engañándome pensando que quizá algún día, me quieras como me merezco y madures hasta el punto de querer a alguien, y es que eso no es cuestión de madurez, pues un niño de cinco años tiene más sentimientos que tú.

No puedo pedirte que me prometas un siempre juntos, ni tampoco puedo pedirte que me prometas un esto es eterno, por la sencilla razón de que ya son muchas las veces que me lo has prometido, que una vez más no cambiaría el daño que me has hecho, ni tampoco cambiaría mi idea sobre ti, que eres un mentiroso y un crío que solo sabe jugar con las chicas.

No puedo pedirte que dejes de jugar conmigo, por la sencilla razón de que en estos dos años que te conozco, no has parado de hacerlo, y a estas alturas, es algo que se ha convertido en una costumbre para ti. Tampoco puedo pedirte eso porque pienso que las malas personas necesitan jugar con los que le quieren de verdad. Simplemente, te prometo mostrar indiferencia hacia ti, hacia tus sucias palabras y hacia el daño que me intentes hacer.

No puedo pedirte que me pidas perdón, porque tu boca ha pronunciado tantas veces esa palabra que para mí, ha perdido todo el valor que tuvo la primera vez que me lo dijiste. Además, tampoco te serviría de mucho, porque no te perdonaría, una vez más no.

No puedo pedirte que cambies por mí, porque sé que no lo harás, ya que no lo haces ni por ti. Quizá, dentro de un tiempo, me dirás que te has quedado solo y que ya nadie te quiere ni nadie te cree. También me dirás probablemente que te arrepientes y que necesitas que vuelva a tu vida, pero estoy segura de que en esos tiempos seré feliz sin ti, otra persona ocupará un lugar más grande en mi corazón que el que tú has dejado hace nada. No te necesitaré ni te echaré de menos, porque pienso recordarte, claro que sí, pero te recordaré como el niñato que me hizo daño, el que me engañó y el que no debí haber perdonado tantísimas veces. Oiré tu nombre y sonreiré por haberte apartado de mi vida, tarde, pero mejor que nunca.

No puedo pedirte que seas desgraciado sin mí, y es que hay muchas razones por las que no puedo pedírtelo...La primera es que sé que mis palabras, mis lágrimas y mi dolor no te causa la más mínima reacción, sé que te encanta hacerme daño. Tampoco puedo pedirte eso porque no soy tan mala como tú, no soy capaz de desearte ningún mal por el simple hecho de que te odio tanto, que no puedo ser como tú.

No puedo pedirte que no vuelvas a mi vida, porque sé que volverás, tarde o temprano, pero volverás. Solo sé que yo seré lo bastante fuerte como para rechazarte, lo bastante feliz como para decirte que te vayas, que no te quiero y que odio es lo único que te tengo.

No puedo pedirte que dejes de insultarme a las espaldas, porque sé que no dejarás de hacerlo, pero cuando me entere, reiré alocadamente pensando en lo cobarde que eres al decirlo a la espalda, en lo poquita cosa que eres comparado conmigo y en lo mucho que pierdes dejándome ir.

Sin embargo, puedo pedirte muchas cosas, puedo pedirte que seas feliz y que dejes de hacer daño a los que te quieren, porque solo ellos responderán por ti en momentos malos. Te pido que dejes de jugar con los sentimientos de la mujer que te dio la vida, por la simple razón de que ella te quiere, y sabe que no eres perfecto, pero te acepta tal y como eres. Deja de hacerla infeliz. Te pido que encuentres a una persona que te haga verdaderamente un hombre, que te haga cambiar, porque yo lo he intentado mil veces y eres tan cabrón que ni te inmutabas en mostrar un mínimo cambio. Te pido que des todo por una chica, y no la engañes con otras, porque entiendo perfectamente lo que se siente cuando tú te vas con otras chicas. Te pido, también, que seas feliz sin dañar a los demás, que te dediques a tocar la guitarra como sabes, porque tienes talento, pero no hagas daño a aquellos que se preocupen por ti. Te pido por último que no digas más mentiras, porque tu reputación cae cada vez que no dices la verdad; y te pido que estudies, porque me importas y sé que tú vales para ello.

Debo confesar que, escribiendo esta entrada, me he derrumbado en varias ocasiones, porque han sido dos años intensos de los que me despido en una simple entrada. No puedo negar que te amo, no puedo negar que te amé y tampoco puedo negar que me costará olvidarte. Pero debo decirte también que ahora empezaré una etapa de hacer caso a la cabeza, haré caso a la razón hasta que te olvide completamente.

Adiós, capullo. Te quise, te amo y te amaré, pero ante todo, en un tiempo, te olvidaré. Se acabó eso de sufrir por ti.

sábado, 11 de agosto de 2012

Mis comienzos.

Todo comenzó un 13 de Julio de 1998. A las 10:30, un pequeño bichillo lloraba sin cesar en la Paz, tenía la cara rojísima y no paraba de hacer muecas y de tener calambres...a partir de ese momento, se quedó con el apodo de "La Calambres", pero, en realidad, su verdadero nombre era Carla.

Pasaba el tiempo y aquella criatura que ahora escribe estas líneas iba creciendo, iba dando sus primeros pasos, sus primeras palabras y se iba creando su personalidad.

Aquella niña era feliz, no tenía preocupaciones, reía sin parar y no era demasiado sociable con los desconocidos, pero en casa era un auténtico diablo, un payasito que no tenía fin.

Pero la verdadera felicidad llegó cuando comenzó el colegio, pues no había ido a la guardería y aquello era algo completamente nuevo para ella. Comenzó a tener amiguitos y se lo pasaba bien, todo era genial, no había tristeza ni malos ratos.

Quien lea esta entrada, pensará y se preguntará por qué escribo en tercera persona sobre mi misma, y les contesto que porque aquellos tiempos son tan lejanos para mí que no me reconozco, no sé en que punto del camino comencé a cambiar, o mejor dicho, las cosas comenzaron a empeorar, pero sé que mi vida ahora es completamente distinta a como era hace años.

Quizá maduré y haya ventajas y consecuencias, pero hago una comparación, y tengo que parar del dolor que me causa pensar en todo lo que he perdido. Siempre deseé ser mayor, y ahora me arrepiento de todo lo que no hice cuando era pequeña y que ya no puedo hacer por ser mayor.

Simplemente sé que no puedo volver a aquella etapa de mi vida, pero que lo echo de menos demasiado, no quiero seguir estudiando porque antes jugaba, no quiero seguir llorando porque antes reía, no quiero ser mayor porque antes era pequeña, en definitiva.

No, en aquellos tiempos tampoco sufría por chicos, y no sufría tampoco por el miedo a perder amigos, ni por decepciones tan grandes que te hacen llorar...en fin, no sufría por nada que no fuera un juego, unas vacaciones o una merienda.

Supongo que no puedo hacer nada que no sea echarlo de menos y tener la esperanza de que lleguen tiempos mejores.

Un saludo a todos, y gracias por leer mis palabras.

Presentación.

Buenas tardes. Me presentaré como una persona a la que le gusta desahogarse escribiendo, alguien a quien la vida le ha hecho mucho daño.

Sin embargo, sigo siendo igual de cariñosa por muchas decepciones que me lleve, por muchas veces que me hagan daño, sigo perdonando y olvidando todo. No me considero rencorosa, y tampoco me considero nada desconfiada...yo y mi odiosa manía de creer en la humanidad.

Sigo contando...soy una adolescente que busca sin parar un hombro en el que apoyarse y da a cambio un apoyo incondicional en los buenos y en los malos momentos.

Los que me conocen, me definirían como una persona divertida y extremadamente loca, y os aseguro que es normal, pues la locura corre sin parar por mis venas, y el humor, también.

Soy una persona amiga de sus amigos, y debo reconocer que en este último año he dado un cambio a mejor increíble, he aprendido a valorar las cosas que de verdad valen más que el oro, he aprendido el significado de muchas palabras que hasta ahora había pronunciado sin conocer: AMISTAD, AMOR, FAMILIA, DOLOR, SUFRIMIENTO, TRISTEZA, LÁGRIMAS, DESAMOR, RECHAZO, BESOS, ABRAZOS VERDADEROS... muchas palabras, en definitiva.

En los estudios, soy un auténtico desastre, soy poco trabajadora, demasiado despistada y muy desordenada...sin embargo, este curso he hecho un esfuerzo increíble y estoy disfrutando del verano, la playa y de las personas a las que quiero como nunca.

No obstante, hay muchos temas que me atormentan: mi pasado y los fantasmas de este, el amor que ocupa mi corazón, el dinero... y eso es lo que quiero expresar en estas líneas, quiero expresar lo mucho que quiero a los que me rodean y lo mucho que añoro a los que ya no están aquí.

Con un fuerte saludo, me despido de todos los lectores y les doy la bienvenida al Blog de los Corazones Rotos.

Un beso.