Todo cambia, y yo me niego a aceptarlo. Todo se complica y huyo de las responsabilidades. Me dan miedo, me agobian, y ante todo, me hacen sentirme mayor y eso es algo que me aterra. Llamadme inmadura, pero no quiero crecer, no quiero dejar de reírme por una palabra inventada o por un juego sin sentido. Correr, sin contar el tiempo, haciendo el velocirraptor. Grabar mi voz diciendo HOLAAAAA, ¿COMO ESTÁN USTEDES?... y reírme una y otra vez como una niña al escucharme. Fingir llamadas de teléfono a mi misma en el pasado, y contarme mil secretos creyéndome mis aventuras. Ver Tarzán, Blancanieves, Cenicienta... y disfrutar, sola, comiendo palomitas, como si fuese la primera vez que las veo.
Sí, así es mi vida, infantil, inocente. Con puntos de madurez como la amistad y los comienzos del amor, pero con la esencia de un niño dentro de mi cuerpo.
Blog de los Corazones Rotos
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jueves, 6 de diciembre de 2012
viernes, 16 de noviembre de 2012
Hermanas de horchata ^^
No pienso ponerte mil tonterías sobre lo mucho que te amo y lo mierda que sería el mundo sin ti. No voy a decirte que eres mi princesa y que mi vida sin ti, no tendía sentido. No voy a decirte esa sarta de tonterías porque me profanarías el juju con un palo de madera y no tengo ganas de ser mujer aún.
Pero, te guste o no, tengo que decirte lo buena amiga que eres. Sí, tú, la que canta conmigo y hace el gilipollas las 24 horas del día. La que me amenaza con profanarme el juju de las peores maneras imaginables. La que se apunta a mis manifestaciones contra los maleducados, irrespetuosos y descerebrados que critican a Pignoise. La que, al llamarla, consigue hacerme reír de las maneras más estúpidas e incoherentes. Que al cantarme, al hablarme de pupialadas, al ayudarme en todo, al darme consejo, al evitar que sea una bala perdida, al ser tú... te conviertes en alguien demasiado importante.
Gracias por todo, por esas risas en clase, esas frases que solo tú sabes decir, esos gestos de psicópata redomada... más que nada, gracias por once años en los que me has perdonado mil veces. Te he decepcionado varias veces y ahora me doy cuenta de que no debería. Que no hace falta decir te quiero a alguien para que lo sepa, que las acciones demuestran mucho más... estar un día tras otro apoyando a una persona... en fin, una persona como yo... que es algo duro, y tú estás ahí.
En fin, paro ya de decir tonterías que al final vienes a mi casa y me acribillas a golpes, loca. Por último, y no te acostumbres a escucharlo, te advierto... TE QUIERO, IDIOTA.
PIGNOISE, TE ENTIENDO.
Pero, te guste o no, tengo que decirte lo buena amiga que eres. Sí, tú, la que canta conmigo y hace el gilipollas las 24 horas del día. La que me amenaza con profanarme el juju de las peores maneras imaginables. La que se apunta a mis manifestaciones contra los maleducados, irrespetuosos y descerebrados que critican a Pignoise. La que, al llamarla, consigue hacerme reír de las maneras más estúpidas e incoherentes. Que al cantarme, al hablarme de pupialadas, al ayudarme en todo, al darme consejo, al evitar que sea una bala perdida, al ser tú... te conviertes en alguien demasiado importante.
Gracias por todo, por esas risas en clase, esas frases que solo tú sabes decir, esos gestos de psicópata redomada... más que nada, gracias por once años en los que me has perdonado mil veces. Te he decepcionado varias veces y ahora me doy cuenta de que no debería. Que no hace falta decir te quiero a alguien para que lo sepa, que las acciones demuestran mucho más... estar un día tras otro apoyando a una persona... en fin, una persona como yo... que es algo duro, y tú estás ahí.
En fin, paro ya de decir tonterías que al final vienes a mi casa y me acribillas a golpes, loca. Por último, y no te acostumbres a escucharlo, te advierto... TE QUIERO, IDIOTA.
PIGNOISE, TE ENTIENDO.
miércoles, 14 de noviembre de 2012
Falsedad en las calles.
Buenas tardes, hoy escribo con el fin de desahogarme. De expulsar todos los sentimientos que tengo y las sensaciones que recorren mi cuerpo en este momento. En primer lugar, una pregunta: ¿no os cansáis de decir te quiero sin sentirlo? De decir que morirías por alguien que no te importa lo más mínimo. De decir que amas a esa persona a la que luego pones verde. De hacer la pantomima de abrazar a alguien a quien odias.
En serio, ¿no os resulta agotador? Repartís te quieros a diestro y siniestro, y la mayoría de vosotros no sabéis ni lo que significa. En mi opinión, tenéis miedo al rechazo, a no ser como el resto de vuestros amigos. Tenéis pánico a que os miren mal por no decir TE QUIERO MÁS QUE A MI PUTA VIDA. Pánico a decepcionar a los más populares y que no os incluyan en su grupo. Hablo desde la experiencia. Hubo una época en la que hubo mucha gente que se juntaba conmigo, siempre tuve que ser alguien que no era para conseguirlo. Tuve que decir mil te quieros sin sentirlos, tuve que ser alguien totalmente diferente a quien soy de verdad, y os aseguro que al final cansa, que no hay nada mejor como tener tu grupo de amigos verdaderos, quizás cerrado y muy reducido, pero verdadero. Esos que, aunque no te digan a todas horas que te quieren, te lo demuestran en los peores momentos. Puede que no sean los más populares del colegio, ni tampoco los más guapos,pero... ¿qué importa eso? Al final, por muy guapos o muy populares que seamos cada uno, acabaremos bajo tierra. Somos personas, y prefiero tener mi vida repleta de personas sencillas y gente genial, a tener a los más guapos, los que más dan de hablar, y, al fin y al cabo, los que no dudarán en traicionarte si es necesario. Un consejo a todo el que lea esto: ser verdadero te traerá la felicidad, la humildad y el tener los pies en la tierra te convertirá en una persona honrada.
Y segundo y último punto por hoy: ¿no sabéis ser un poquito valientes? Decir las cosas a la cara, no tener miedo, no os comeré. No vayáis hablando por detrás, porque cansa y mucho. Y es más agotador cuando luego, a la cara, ponéis una sonrisa de oreja a oreja fingiendo que somos las más amigas del lugar. Fingís que me queréis, me decís que lo soy todo, ¿y luego me ponéis verde?. Si yo, en algún momento os he tenido que decir algo, he tenido el valor de decíroslo a la cara. Espero que, de aquí en adelante, hagáis lo mismo.
Un beso a todos, espero vuestras opiniones, comentarios, críticas, etc.
Tuenti oficial: Corazones Rotos Blog (no agreguéis si no vais a leer mis entradas)
Twitters oficiales: @CarlitaElRap// @CorazonesRoto11
En serio, ¿no os resulta agotador? Repartís te quieros a diestro y siniestro, y la mayoría de vosotros no sabéis ni lo que significa. En mi opinión, tenéis miedo al rechazo, a no ser como el resto de vuestros amigos. Tenéis pánico a que os miren mal por no decir TE QUIERO MÁS QUE A MI PUTA VIDA. Pánico a decepcionar a los más populares y que no os incluyan en su grupo. Hablo desde la experiencia. Hubo una época en la que hubo mucha gente que se juntaba conmigo, siempre tuve que ser alguien que no era para conseguirlo. Tuve que decir mil te quieros sin sentirlos, tuve que ser alguien totalmente diferente a quien soy de verdad, y os aseguro que al final cansa, que no hay nada mejor como tener tu grupo de amigos verdaderos, quizás cerrado y muy reducido, pero verdadero. Esos que, aunque no te digan a todas horas que te quieren, te lo demuestran en los peores momentos. Puede que no sean los más populares del colegio, ni tampoco los más guapos,pero... ¿qué importa eso? Al final, por muy guapos o muy populares que seamos cada uno, acabaremos bajo tierra. Somos personas, y prefiero tener mi vida repleta de personas sencillas y gente genial, a tener a los más guapos, los que más dan de hablar, y, al fin y al cabo, los que no dudarán en traicionarte si es necesario. Un consejo a todo el que lea esto: ser verdadero te traerá la felicidad, la humildad y el tener los pies en la tierra te convertirá en una persona honrada.
Y segundo y último punto por hoy: ¿no sabéis ser un poquito valientes? Decir las cosas a la cara, no tener miedo, no os comeré. No vayáis hablando por detrás, porque cansa y mucho. Y es más agotador cuando luego, a la cara, ponéis una sonrisa de oreja a oreja fingiendo que somos las más amigas del lugar. Fingís que me queréis, me decís que lo soy todo, ¿y luego me ponéis verde?. Si yo, en algún momento os he tenido que decir algo, he tenido el valor de decíroslo a la cara. Espero que, de aquí en adelante, hagáis lo mismo.
Un beso a todos, espero vuestras opiniones, comentarios, críticas, etc.
Tuenti oficial: Corazones Rotos Blog (no agreguéis si no vais a leer mis entradas)
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jueves, 1 de noviembre de 2012
Porque lo mejor está por llegar.
Querida persona que vive en mis sueños:
Esta entrada va por ti, y solamente por ti. Va para cada una de nuestras conversaciones, de nuestros piques, de nuestras palabras cariñosas, para cada una de las sonrisas que me sacas, de las veces que me haces olvidarme de todo y centrarme en esa risa de niño que tienes. Esa forma tan vacilona que tienes de hablar, de esa forma tan peculiar que tienes de entretenerme durante horas. Va por cada uno de los muchos segundos que pienso en ti.
Cuando empezamos este bonito juego, nunca pensé que se convertiría en algo tan serio como lo es ahora. Pensaba que alguien tan increíble, tan maravillosamente macarra, tan guapo, tan mayor para mi... nunca se fijaría en alguien tan como yo. Pero, poco a poco, fuiste creciendo, dejaste de ser "ese chico guapo" a ser "mi chico guapo", dejaste de ser "ese chico chulo que tiene algo que me gusta" a ser "el chico chulo que tiene algo que me vuelve loca, que me encanta". En definitiva, dejaste de ser alguien sin importancia casi, a ser la persona en la que pienso cada uno de los muchísimos minutos que tiene el día. A ser la persona que ocupa mis noches, el que ahora mismo, es insustituible, pues no hay nadie como tú. Cuando empezamos esta historia, aún había restos de el anterior, y conseguiste borrarlos todos, ocupar mi corazón con esa sonrisa que me vuelve loca. Y, aún así, hay veces en las que no puedo creer que esto me esté pasando a mi. No puedo creer que yo, tan dada a tirar la toalla, siga luchando por ti, por tenerte solo para mi. No puedo creer que, en tan solo unos meses, hayas conseguido ser único para mi. No puedo creer que te conozca.
¿Sabes cuál es la sensación que tengo cuando me llamas reina, amor, chiqui, o cualquiera de tus palabras cariñosas? Imagino que no, pues ni yo misma puedo describirla. ¿Y conoces la sensación que tengo cuando empiezas a decir cosas sin sentido, a lo loco, simplemente para hacerme reír? Tampoco la conoces, porque es tan inmensa que no puede describirse con palabras. ¿Y la preocupación que tengo cuando nos picamos?¿El miedo atormentador de perderte por una simple tontería? Bien, supongo que esas tampoco puedes entenderlas, porque, como ya he dicho, no son fáciles de describir.
Cada noche, espero sentada frente a la pantalla que te conectes, y merece la pena, pues, cuando lo haces, sonrío como si fuese idiota. Y más aún cuando me hablas, y me cuentas cualquier tontería o dices cualquier parida con tal de hablar conmigo. Y es que, con eso, solo puedo darte las gracias, por ser tan cariñoso, tan atento... tan como tú.
Y es que sigo pensando que en cualquier momento, despertaré y ya no estarás.
http://www.youtube.com/watch?v=5eZWxqcrTws&feature=g-vrec
Esta entrada va por ti, y solamente por ti. Va para cada una de nuestras conversaciones, de nuestros piques, de nuestras palabras cariñosas, para cada una de las sonrisas que me sacas, de las veces que me haces olvidarme de todo y centrarme en esa risa de niño que tienes. Esa forma tan vacilona que tienes de hablar, de esa forma tan peculiar que tienes de entretenerme durante horas. Va por cada uno de los muchos segundos que pienso en ti.
Cuando empezamos este bonito juego, nunca pensé que se convertiría en algo tan serio como lo es ahora. Pensaba que alguien tan increíble, tan maravillosamente macarra, tan guapo, tan mayor para mi... nunca se fijaría en alguien tan como yo. Pero, poco a poco, fuiste creciendo, dejaste de ser "ese chico guapo" a ser "mi chico guapo", dejaste de ser "ese chico chulo que tiene algo que me gusta" a ser "el chico chulo que tiene algo que me vuelve loca, que me encanta". En definitiva, dejaste de ser alguien sin importancia casi, a ser la persona en la que pienso cada uno de los muchísimos minutos que tiene el día. A ser la persona que ocupa mis noches, el que ahora mismo, es insustituible, pues no hay nadie como tú. Cuando empezamos esta historia, aún había restos de el anterior, y conseguiste borrarlos todos, ocupar mi corazón con esa sonrisa que me vuelve loca. Y, aún así, hay veces en las que no puedo creer que esto me esté pasando a mi. No puedo creer que yo, tan dada a tirar la toalla, siga luchando por ti, por tenerte solo para mi. No puedo creer que, en tan solo unos meses, hayas conseguido ser único para mi. No puedo creer que te conozca.
¿Sabes cuál es la sensación que tengo cuando me llamas reina, amor, chiqui, o cualquiera de tus palabras cariñosas? Imagino que no, pues ni yo misma puedo describirla. ¿Y conoces la sensación que tengo cuando empiezas a decir cosas sin sentido, a lo loco, simplemente para hacerme reír? Tampoco la conoces, porque es tan inmensa que no puede describirse con palabras. ¿Y la preocupación que tengo cuando nos picamos?¿El miedo atormentador de perderte por una simple tontería? Bien, supongo que esas tampoco puedes entenderlas, porque, como ya he dicho, no son fáciles de describir.
Cada noche, espero sentada frente a la pantalla que te conectes, y merece la pena, pues, cuando lo haces, sonrío como si fuese idiota. Y más aún cuando me hablas, y me cuentas cualquier tontería o dices cualquier parida con tal de hablar conmigo. Y es que, con eso, solo puedo darte las gracias, por ser tan cariñoso, tan atento... tan como tú.
Y es que sigo pensando que en cualquier momento, despertaré y ya no estarás.
http://www.youtube.com/watch?v=5eZWxqcrTws&feature=g-vrec
domingo, 21 de octubre de 2012
Cuando, ante todo, es él.
Cuando piensas las 25 horas del día en él, no 24, si no 25. Cuando quieres correr a sus brazos en esos momentos de miedo, de duda, de incertidumbre, de preocupación; y sentir como te abraza y te da la seguridad que no tienes. Cuando miras a la pantalla como una idiota, a la espera de que se conecte y te diga un "hola, reina", o un "te he echado de menos, amore". Cuando quieres gritar, quieres decirle al mundo lo mucho que te encanta, lo muy deprisa que late tu corazón al estar cerca suya o al sentir que se preocupa por ti. Cuando te preocupas porque lo pasa mal, o porque le puedan hacer daño. Cuando quieres verle como, cuando y donde sea. No te importa que haya mil personas mirando, y tampoco te importa el frío que haga, ni lo mucho que esté lloviendo, tú lo único que quieres hacer es estar con él, ahora y durante el tiempo que sea. Cuando quieres aprovechar cada segundo junto a él, sin importarte el futuro, ni tampoco las consecuencias, vivir al límite; bailar bajo la lluvia, jugar con sus dedos, besarle hasta que se te gasten los labios, correr para coger el último tren, e ir a donde este te lleve, pero siempre agarrada de su mano. Cuando no te importa lo que diga la gente, porque le quieres, y eso vale más que todos los comentarios del mundo.
Cuando quieres pasar cada segundo junto a él, cada momento y cada problema. Cuando quieres ser tú la única, y que él sea para ti lo mismo. Cuando no quieres nada más que un "te quiero" suyo. Cuando ni Mario Casas puede hacerle competencia. Cuando sientes que tu corazón tiene dueño, significa que estás perdida. Significa que ahora, el poder de destrozarte, lo tiene él. Y, sin embargo, esa absurda dependencia es preciosa. Igual que él. Igual que su sonrisa. Igual que su forma de reír, haciéndome feliz. Igual que sus labios. Igual que todo lo que lleve su nombre. O sus palabras. O su forma de llamarme reina.
Igual que su forma de hacerme feliz como sólo él sabe.
Cuando quieres pasar cada segundo junto a él, cada momento y cada problema. Cuando quieres ser tú la única, y que él sea para ti lo mismo. Cuando no quieres nada más que un "te quiero" suyo. Cuando ni Mario Casas puede hacerle competencia. Cuando sientes que tu corazón tiene dueño, significa que estás perdida. Significa que ahora, el poder de destrozarte, lo tiene él. Y, sin embargo, esa absurda dependencia es preciosa. Igual que él. Igual que su sonrisa. Igual que su forma de reír, haciéndome feliz. Igual que sus labios. Igual que todo lo que lleve su nombre. O sus palabras. O su forma de llamarme reina.
Igual que su forma de hacerme feliz como sólo él sabe.
lunes, 15 de octubre de 2012
Viviendo lo vivido.
¿Cuál es la cosa más importante que has aprendido de la vida?
Empecemos diciendo que no he aprendido una sola. He aprendido millones de cosas, algunas me las ha enseñado el tiempo, y otras, por desgracia, la experiencia. He aprendido cosas buenas, cosas malas, y cosas que, siendo neutrales, me ayudan a evitar mil tropiezos. Para evitar que haya gente que me haga daño, o simplemente, que la vida me juegue una mala pasada.
Comencemos a decir cosas a saco. Para empezar, aprendí que solo valoramos lo que nos importa cuando lo perdemos, cuando pasan los días, y vemos que no volverá. Cuando visitamos los lugares que visitábamos con esa persona y notamos que nos falta algo, que ya no es lo mismo. Cuando todo cambia, en cuestión de segundos, por la falta de ese ser querido. Y entonces te das cuenta de lo mucho que te arrepientes, de cada abrazo que no le diste, de cada enfado tonto que provocaste, de cada "te quiero" que no dijiste. Y quisieras volver atrás, lo darías todo, de hecho. Pero, en cambio, eso es algo que no pasará. Tuviste tu oportunidad y la perdiste, tú y el 90% de las personas.
El segundo punto es: NO HAY DIFICULTADES, SI NO RETOS. Esta frase la dijo un prepotente... sí. Un chulo... sí. Un creído que se considera Dios... sí. La dijo el señor Jose Mourinho, pero lleva toda la razón. Piensa que, por muy difícil que nos parezca algo, debemos tomárnoslo como un juego, cogerlo con total alegría y positividad, demostrando que, si lo consigues, eres un verdadero luchador. Y, lo más importante, te sentirás bien contigo mismo, te sentirás orgulloso, te sentirás fuerte, te sentirás idestructible.
Siguiendo, podemos decir que tendremos mil intentos fallidos, y muy pocos exitosos, pero estos serán enormes. Te harán feliz. Y sonreirás al conseguirlos. Y aprenderás que no hay nada imposible. Que, si un hombre fue capaz de pisar la Luna en 1969, tú podrás conseguir todo aquello que te propongas. Que, si un pequeño chico de Hawaii, de madre blanca y padre keniano, llamado Barack, sin dinero y sumido en la pobreza, fue capaz de llegar a presidente, tú eres capaz de eso y más. ¿Por qué él y no tú? Explícame algo: ¿por qué él si pudo, siendo pobre, sin recursos apenas, y tú no vas a poder?.
Continuemos, hablemos de las piedras que encontramos, y encontraremos en el camino a lo largo de nuestro camino. Muchos intentan evitar dichos obstáculos, evitando piedras, rocas y acantilados con tal de no enfrentarnos a algo más complicado. Nos vamos por los caminos más llanos y despejados, aburridos a la vez, y sin ninguna variación. Sin embargo, hay que aventurarse, hay que buscar la diversión en las malas rachas, vivir solo vivimos una vez, y me parece estúpido vivir rutinariamente y sin riesgo, con el aburrimiento arrastrándonos a cada paso que damos.
También, en estos catorce años de vida, he aprendido que la familia es el diamante más valioso que puede poseer una persona. Aquellas personas con las que compartes tu día a día, las que te han visto en todas tus facetas y, aún así, te siguen aceptando y queriendo, sin pedirte nada a cambio. Aquellos que te levantan con rapidez y alegría cada vez que te caes, los que no te dejan de lado pase lo que pase. Hay excepciones, madres sin corazón que son capaces de abandonar a sus hijos en el primer contenedor que se encuentran o padres con la frialdad suficiente de quemar a sus dos hijos por pura venganza. Pero la mayoría de los casos, al menos el mío y el de las personas que me rodean, son familias verdaderas y llenas de cariño que dar a los suyos. Así que haz un esfuerzo y no los desaproveches.
Sigamos escribiendo esta larga y densa entrada. Hablemos ahora de los amigos. No te digo ni los conocidos, ni aquellos con los que te ríes durante un rato en el recreo. Te digo aquellos que están en las buenas y en las malas. Cuando eres pequeño, te preguntan: "¿Quiénes son tus amigos, Manolito?" Y tú, entusiasmado, contestas: "Mis amigos son: todos los de mi clase, los del campamento, los que conozco de la playa, y los del pueblo. Pero también mis vecinos y los niños que juegan conmigo en el parque". Era fácil, ¿verdad?. Sí, en aquella época, el mayor de los traumas era que un castillo de arena te saliese mal, y no había nadie capaz de arreglar eso. Después, iba pasando el tiempo, y te volvían a hacer la misma pregunta, entonces, tú, pensativo, hacías una lista en tu cabeza de aquellas personas que te ayudaban a levantarte en el recreo cuando te caías, o aquellas que en el parque te sustituían jugando al fútbol para que descansases. Pensabas que eso eran verdaderos amigos, y que serían para toda la vida. Así, sucesivamente y con el paso de los años, la lista iba menguando hasta convertirse en algo como lo que tenemos ahora: cinco amigos máximo entre las muchas personas que conviven con nosotros. Cinco amigos que, a pesar de ser pocos, no los cambiarías por nada. Los que te cubren si algo va mal. Los que te ayudan a sonreír si estás deprimido. Los que te aconsejan y los que, a pesar de ser unos rancios, unos secos y unos bordes, a las malas acuden sin ser llamados. Y, ante todo, los que estarán siempre.
Probablemente, en unos años, podré decir lo mucho que habré aprendido desde hoy hasta entonces. Pero ahora toca eso, aprender con las experiencias de la vida. Un besazo a todos y gracias por leer este enorme y pesado textillo.
lunes, 8 de octubre de 2012
Relato breve.
La lluvia empañaba densamente el cristal de las ventanas. Las cortinas tapaban estas, en un pequeño intento de ocultar el triste y oscuro día que hacía, con una gris capa de nubes cubriendo el cielo y con la única presencia del aire en la calle.
En la cama, sentada a su lado, se encontraba su hermana Rosa, y de pie, al lado de la puerta, su único hijo, Hugo. Ambos parecían preocupados, pero serenos, como si estuviesen acostumbrados a ese constante malestar, pues ya llevaban conviviendo diariamente con él más de dos años.
En la cama, yacía inofensivo y débil el protagonista de esta pequeña historia, Jesús. Hacía cinco años que había perdido a su mujer, y su hijo era desde aquel momento, la razón de seguir luchando. Pero todo acabó de romperse cuando la noticia irrumpió en sus vidas sin llamar, sin un aviso previo y destrozando a los pocos miembros de la familia: un cáncer de páncreas se había apoderado del cuerpo de Jesús. Todo cambió. Comenzó el calvario de los hospitales, de estar en continuo movimiento, de cambiar de habitación en cada visita, de someterse a un tratamiento que le destrozaba cada milímetro de su alma.
Y ahora, allí se encontraba, sin pelo y convertido en la sombra del hombre fuerte e invencible que había sido en su juventus. Allí se encontraba, sin fuerzas apenas y con el angustioso presentimiento de que aquello terminaría pronto, y con un final triste. Allí se encontraba, acariciando las azules sábanas de aquella cama que nunca le protegería como la suya propia. Allí se encontraba, deseando despertarse en cualquier momento de aquella desesperante y larga pesadilla, deseando estar de una vez por todas en su casa, deseando dormir de nuevo junto a su mujer, deseando cambiar radicalmente su vida.
La tensión se respiraba en el ambiente, evitando cualquier movimiento relajado que pudiese haber. Tanto la hermana como el hijo del hombre eran conscientes de lo próximo que estaba el fin de su querido familiar. Ambos sufrían, en silencio, con la ansiedad oprimiéndoles el pecho amargamente, mientras intentaban mantener la fuerza de cara a Jesús.
Y, en mitad del silencio, comenzó a escucharse agitada y nerviosamente la respiración de este. Sus acompañantes se alarmaron, le preguntaron intranquilos si se encontraba bien, pero el hombre no contestó. Siguió respirando de la misma manera, a la vez que indicaba su asfixio mediante inquietos movimientos con los brazos en todas direcciones, a la vez que se le tornaban los ojos y la preocupación iba en aumento en el cuarto. Corriendo, llegó una de las atentas enfermeras, pidiendo encarecidamente a Hugo y Rosa que abandonasen la habitación.
Minutos más tarde, que se hicieron eternos para ambos, la enfermera salió, sudorosa y con el semblante pálido, con la tragedia dibujada en la mirada. Los familiares de Jesús se abrazaron y lloraron con todo el dolor que la situación les causaba. Ambos habían perdido a la persona más importante de sus vidas, además de a un gran hombre, comprensivo y enormemente entrañable.
En la cama, sentada a su lado, se encontraba su hermana Rosa, y de pie, al lado de la puerta, su único hijo, Hugo. Ambos parecían preocupados, pero serenos, como si estuviesen acostumbrados a ese constante malestar, pues ya llevaban conviviendo diariamente con él más de dos años.
En la cama, yacía inofensivo y débil el protagonista de esta pequeña historia, Jesús. Hacía cinco años que había perdido a su mujer, y su hijo era desde aquel momento, la razón de seguir luchando. Pero todo acabó de romperse cuando la noticia irrumpió en sus vidas sin llamar, sin un aviso previo y destrozando a los pocos miembros de la familia: un cáncer de páncreas se había apoderado del cuerpo de Jesús. Todo cambió. Comenzó el calvario de los hospitales, de estar en continuo movimiento, de cambiar de habitación en cada visita, de someterse a un tratamiento que le destrozaba cada milímetro de su alma.
Y ahora, allí se encontraba, sin pelo y convertido en la sombra del hombre fuerte e invencible que había sido en su juventus. Allí se encontraba, sin fuerzas apenas y con el angustioso presentimiento de que aquello terminaría pronto, y con un final triste. Allí se encontraba, acariciando las azules sábanas de aquella cama que nunca le protegería como la suya propia. Allí se encontraba, deseando despertarse en cualquier momento de aquella desesperante y larga pesadilla, deseando estar de una vez por todas en su casa, deseando dormir de nuevo junto a su mujer, deseando cambiar radicalmente su vida.
La tensión se respiraba en el ambiente, evitando cualquier movimiento relajado que pudiese haber. Tanto la hermana como el hijo del hombre eran conscientes de lo próximo que estaba el fin de su querido familiar. Ambos sufrían, en silencio, con la ansiedad oprimiéndoles el pecho amargamente, mientras intentaban mantener la fuerza de cara a Jesús.
Y, en mitad del silencio, comenzó a escucharse agitada y nerviosamente la respiración de este. Sus acompañantes se alarmaron, le preguntaron intranquilos si se encontraba bien, pero el hombre no contestó. Siguió respirando de la misma manera, a la vez que indicaba su asfixio mediante inquietos movimientos con los brazos en todas direcciones, a la vez que se le tornaban los ojos y la preocupación iba en aumento en el cuarto. Corriendo, llegó una de las atentas enfermeras, pidiendo encarecidamente a Hugo y Rosa que abandonasen la habitación.
Minutos más tarde, que se hicieron eternos para ambos, la enfermera salió, sudorosa y con el semblante pálido, con la tragedia dibujada en la mirada. Los familiares de Jesús se abrazaron y lloraron con todo el dolor que la situación les causaba. Ambos habían perdido a la persona más importante de sus vidas, además de a un gran hombre, comprensivo y enormemente entrañable.
domingo, 7 de octubre de 2012
CARPE DIEM.
Caminas sólo, rodeado de mil personas, todas sonrientes y acompañadas. Y te preguntas por qué te ha tocado a ti esa soledad y no al alto y delgado hombre de tu derecha, o a las pelirroja y baja señora de tu izquierda.
Estás triste, sentado en un banco de un solitario y desolador parque, con cientos de parejas ancianas dando de comer a las palomas; con decenas de parejas de adolescentes, dando sus primeros pasos en el amor; y con tantas familias felices que, de una forma u otra, te preguntas por qué a ti, qué no has hecho nada, te ha tocado estar solo, sin pareja y sin esos abrazos que tanto necesitas en tu día a día.
En la vida, intentamos ponerle solución a la más mínima dificultad que encontramos en el camino, sin pararnos a pensar en por qué nos llega la felicidad. En por qué nos ilusionamos en unos determinados momentos; nosotros, y no el hombre de la derecha ni la señora de la izquierda. No nos cuestionamos por qué tenemos esas ganas de gritar, esa adrenalina y esas ganas de comerte el mundo. Ese irrefrenable deseo de conseguir todo aquello que te propongas, por mínimo que sea.
Nos creamos una realidad subjetiva e intentamos creer que el mundo está en nuestra contra, desconfiamos de nuestros más íntimos amigos y queremos saber por qué somos tan desgraciados. Sin embargo, no nos paramos a pensar en la situación de millones de personas, millones de personas que han perdido uno, dos, tres e incluso cuatro miembros de su cuerpo luchando en una guerra absurda o siendo víctimas de un atentado terrorista. En millones de personas que tienen que soportar el hambre de sus hijos día a día, el de sus hijos y el suyo propio, que viven con 50 céntimos al día, que tienen que andar kilómetros con el único deseo de tener algo de agua, contaminada, para beber. Millones de personas que emigran de su país a otro buscando una vida mejor y encuentran discriminación, exclusión social y racismo.
Con esta entrada, espero concienciar a todas aquellas personas que lloran por un amor imposible, incluyéndome entre ellas; aquellas que maldicen su vida porque han suspendido un examen o una oposición; aquellas que dicen querer morir porque han discutido con su madre, o aquellas que se enfadan con el mundo por no poder salir una puta tarde.
En definitiva, mirad a vuestro alrededor, valorad todo aquello que ahora tenéis, luchad por vuestros retos; tanto personales como profesionales, y disfrutad de lo que la vida os otorga, porque torres más altas han caído. No os subestiméis, ya que nada es imposible. No es imposible conseguir a ese chico que os corta el habla, no lo es porque si lo fuese, también lo sería llegar a la Luna, volar sin tener alas, e incluso poder ver el espacio sin pisarlo.
http://www.youtube.com/watch?v=nC7KdxAYdU4
Estás triste, sentado en un banco de un solitario y desolador parque, con cientos de parejas ancianas dando de comer a las palomas; con decenas de parejas de adolescentes, dando sus primeros pasos en el amor; y con tantas familias felices que, de una forma u otra, te preguntas por qué a ti, qué no has hecho nada, te ha tocado estar solo, sin pareja y sin esos abrazos que tanto necesitas en tu día a día.
En la vida, intentamos ponerle solución a la más mínima dificultad que encontramos en el camino, sin pararnos a pensar en por qué nos llega la felicidad. En por qué nos ilusionamos en unos determinados momentos; nosotros, y no el hombre de la derecha ni la señora de la izquierda. No nos cuestionamos por qué tenemos esas ganas de gritar, esa adrenalina y esas ganas de comerte el mundo. Ese irrefrenable deseo de conseguir todo aquello que te propongas, por mínimo que sea.
Nos creamos una realidad subjetiva e intentamos creer que el mundo está en nuestra contra, desconfiamos de nuestros más íntimos amigos y queremos saber por qué somos tan desgraciados. Sin embargo, no nos paramos a pensar en la situación de millones de personas, millones de personas que han perdido uno, dos, tres e incluso cuatro miembros de su cuerpo luchando en una guerra absurda o siendo víctimas de un atentado terrorista. En millones de personas que tienen que soportar el hambre de sus hijos día a día, el de sus hijos y el suyo propio, que viven con 50 céntimos al día, que tienen que andar kilómetros con el único deseo de tener algo de agua, contaminada, para beber. Millones de personas que emigran de su país a otro buscando una vida mejor y encuentran discriminación, exclusión social y racismo.
Con esta entrada, espero concienciar a todas aquellas personas que lloran por un amor imposible, incluyéndome entre ellas; aquellas que maldicen su vida porque han suspendido un examen o una oposición; aquellas que dicen querer morir porque han discutido con su madre, o aquellas que se enfadan con el mundo por no poder salir una puta tarde.
En definitiva, mirad a vuestro alrededor, valorad todo aquello que ahora tenéis, luchad por vuestros retos; tanto personales como profesionales, y disfrutad de lo que la vida os otorga, porque torres más altas han caído. No os subestiméis, ya que nada es imposible. No es imposible conseguir a ese chico que os corta el habla, no lo es porque si lo fuese, también lo sería llegar a la Luna, volar sin tener alas, e incluso poder ver el espacio sin pisarlo.
http://www.youtube.com/watch?v=nC7KdxAYdU4
jueves, 4 de octubre de 2012
Olvidar y rehacer.
Cuando eres capaz de olvidar. Cuando eres capaz de no mirar a esa persona por el simple hecho de que ya no te importa. Cuando puedes aguantar sin hablarle durante el tiempo que quieras. Cuando recuerdas los momentos a su lado y te das cuenta de que ya no quieres revivirlos.
Siempre tuve miedo a tirarme una eternidad esperando el regreso del pasado, llorando cada atardecer al recordar sus labios diciéndome que me quería. Tuve miedo mil veces porque pensaba que nadie ocuparía su lugar. Porque simplemente, él era el único que me había llenado de verdad, o eso pensaba yo. Porque tuve miedo tantas veces que me quedé sin fuerzas, me sentí pequeña mil veces, sentí como el mundo se derribaba sobre mí otras tantas. Toqué fondo y lo reconozco, reconozco que lloré mil veces por un amor que nunca fue ni será verdadero: un error de inmadurez total, un error de alguien que no ha conocido el verdadero amor, si no una ilusión. Tuve temor de ser incapaz de recomponerme de aquel fracaso amoroso, de que él siguiese en mi mente durante demasiado tiempo, más del debido. Creí horrorizada que sus insultos y palabras seguirían haciéndome daño durante el resto de mi vida. Que mi historia tendría un final triste, un final en el que todo acaba mal.
Sin embargo, llevo un mes sin hablar, esquivando su mirada, ignorando sus palabras, que intentan dañarme continuamente. Y lo he logrado, he conseguido llegar a la cima de una costosa y fría montaña que me estaba congelando lenta y dolorosamente. Conseguí, tras un año y seis meses, olvidar aquel pesado y largo amor que tantos disgustos me dio. Conseguí mirar hacia otro lado al verle pasar, ignorar su presencia a pesar de tenerle a dos metros.
Y estoy orgullosa de ello, de haber tocado fondo y haber levantado con tantísima fuerza. Me llevo una lección importante de esta experiencia, y sé que no volveré a vivirla. A partir de ahora recordaré este episodio de mi corta vida como un ridículo, gracioso y estúpido cortometraje en el que la única que no actuaba era yo. Recordaré sus abrazos como los primeros, pero los más insignificantes.
Porque ahora, me toca ser feliz a mi, y él será espectador de ello.
Siempre tuve miedo a tirarme una eternidad esperando el regreso del pasado, llorando cada atardecer al recordar sus labios diciéndome que me quería. Tuve miedo mil veces porque pensaba que nadie ocuparía su lugar. Porque simplemente, él era el único que me había llenado de verdad, o eso pensaba yo. Porque tuve miedo tantas veces que me quedé sin fuerzas, me sentí pequeña mil veces, sentí como el mundo se derribaba sobre mí otras tantas. Toqué fondo y lo reconozco, reconozco que lloré mil veces por un amor que nunca fue ni será verdadero: un error de inmadurez total, un error de alguien que no ha conocido el verdadero amor, si no una ilusión. Tuve temor de ser incapaz de recomponerme de aquel fracaso amoroso, de que él siguiese en mi mente durante demasiado tiempo, más del debido. Creí horrorizada que sus insultos y palabras seguirían haciéndome daño durante el resto de mi vida. Que mi historia tendría un final triste, un final en el que todo acaba mal.
Sin embargo, llevo un mes sin hablar, esquivando su mirada, ignorando sus palabras, que intentan dañarme continuamente. Y lo he logrado, he conseguido llegar a la cima de una costosa y fría montaña que me estaba congelando lenta y dolorosamente. Conseguí, tras un año y seis meses, olvidar aquel pesado y largo amor que tantos disgustos me dio. Conseguí mirar hacia otro lado al verle pasar, ignorar su presencia a pesar de tenerle a dos metros.
Y estoy orgullosa de ello, de haber tocado fondo y haber levantado con tantísima fuerza. Me llevo una lección importante de esta experiencia, y sé que no volveré a vivirla. A partir de ahora recordaré este episodio de mi corta vida como un ridículo, gracioso y estúpido cortometraje en el que la única que no actuaba era yo. Recordaré sus abrazos como los primeros, pero los más insignificantes.
Porque ahora, me toca ser feliz a mi, y él será espectador de ello.
lunes, 17 de septiembre de 2012
MI HERMANO, EL PILAR DE MI FELICIDAD.
Lo hemos vuelto a solucionar, pequeño. Te llamo pequeño porque, para mí, eres eso: mi niño pequeño. No era un día fácil y lo sabes, quisiera yo soplar velas junto al hombre más importante de mi mundo y no poder hacerlo me mata. Pero bueno, hermano; sigamos con la segunda carta de las muchas que quedan.
Probablemente, esta será la más bonita, porque hoy es un día de los de pensar, de los que todo te sale sentimental cuando hablas. Y más si se habla de algo tan bonito como un hermano.
Siento mucho todo lo malo que te he hecho, los comederos de cabeza que te haya podido causar, las malas rachas que te haya creado... siento haber existido en tu vida porque sé que lo empeoro todo. Y te juro que lo siento, hermano. Te lo juro como nada. Te juro que, si volviese al pasado, intentaría no conocerte, porque somos muy iguales y eso nos hace daño; aunque no podamos estar sin hablarnos más de una semana y no aguantemos sin el otro.
Sin embargo, no puedo decirte que me arrepienta de haberte conocido, porque eres único. Sé que es egoísta, pero te quiero y no quiero día en el que tu compañía no esté a mi lado.
Te vuelvo a dejar con la intriga y te digo que eres de lo mejor que hay en mi mundo. Te quiero, chiquitajo.
PEPE ~
Y aquí te dejo un poema que creo que nos puede definir bien.
Hermanos hay que nos dio la familia
Y a veces se dispersan por el mar
Y amigos hay que nos brindó la vida
Que ahora vienen y después se van
Pero hay otros amigos que en el llanto
Conocen nuestro propio corazón
Y más que amigos son igual que hermanos
Pues saben de nuestro último rincón
Hermanos hay que nos brindó la sangre
Y dan aquello que nos pueden dar
Y amigos hay traídos por el aire
Que dan si acaso tienen techo y pan
Pero hay otros amigos cuyas manos
Son mágicas al darnos su calor
Y más que amigos son igual que hermanos
Cuando se trata de entregar amor
Hermanos hay que tienen rasgos nuestros
Y en ocasiones nada, nada más
Amigos hay que son de bien adentro
Más luego nos olvidan con la edad
Pero hay otros amigos que hacen tanto
Por conservarnos dentro de su ser
Que más que amigos son igual que hermanos
Y olvida nuestro abuso, nuestro ayer
Amigos, hermanos, mil gracias por existir
Amigos, hermanos, los quiero en mi porvenir
Amigos, hermanos, mil gracias por existir
Amigos, hermanos, los quiero en mi porvenir
Probablemente, esta será la más bonita, porque hoy es un día de los de pensar, de los que todo te sale sentimental cuando hablas. Y más si se habla de algo tan bonito como un hermano.
Siento mucho todo lo malo que te he hecho, los comederos de cabeza que te haya podido causar, las malas rachas que te haya creado... siento haber existido en tu vida porque sé que lo empeoro todo. Y te juro que lo siento, hermano. Te lo juro como nada. Te juro que, si volviese al pasado, intentaría no conocerte, porque somos muy iguales y eso nos hace daño; aunque no podamos estar sin hablarnos más de una semana y no aguantemos sin el otro.
Sin embargo, no puedo decirte que me arrepienta de haberte conocido, porque eres único. Sé que es egoísta, pero te quiero y no quiero día en el que tu compañía no esté a mi lado.
Te vuelvo a dejar con la intriga y te digo que eres de lo mejor que hay en mi mundo. Te quiero, chiquitajo.
PEPE ~
Y aquí te dejo un poema que creo que nos puede definir bien.
Hermanos hay que nos dio la familia
Y a veces se dispersan por el mar
Y amigos hay que nos brindó la vida
Que ahora vienen y después se van
Pero hay otros amigos que en el llanto
Conocen nuestro propio corazón
Y más que amigos son igual que hermanos
Pues saben de nuestro último rincón
Hermanos hay que nos brindó la sangre
Y dan aquello que nos pueden dar
Y amigos hay traídos por el aire
Que dan si acaso tienen techo y pan
Pero hay otros amigos cuyas manos
Son mágicas al darnos su calor
Y más que amigos son igual que hermanos
Cuando se trata de entregar amor
Hermanos hay que tienen rasgos nuestros
Y en ocasiones nada, nada más
Amigos hay que son de bien adentro
Más luego nos olvidan con la edad
Pero hay otros amigos que hacen tanto
Por conservarnos dentro de su ser
Que más que amigos son igual que hermanos
Y olvida nuestro abuso, nuestro ayer
Amigos, hermanos, mil gracias por existir
Amigos, hermanos, los quiero en mi porvenir
Amigos, hermanos, mil gracias por existir
Amigos, hermanos, los quiero en mi porvenir
domingo, 16 de septiembre de 2012
Nunca digas nunca.
Dije que nunca lloraría por un chico, incumplido. Dije también que nunca me rebajaría por nadie, ni tampoco iba a pedir perdón, incumplido. Dije mil veces que nunca haría llorar a nadie, incumplido. Prometí por encima de todo que nunca echaría de menos a alguien que no me supo valorar, incumplido.
He dicho tantas cosas que luego he contradecido con hechos, que no me merece la pena seguir planeando mi vida; que sea lo que tenga que ser ~.
He dicho tantas cosas que luego he contradecido con hechos, que no me merece la pena seguir planeando mi vida; que sea lo que tenga que ser ~.
QUERIDO HERMANO :$
Querido hermano:
En esta entrada no te nombraré, quizá porque solo tengo un hermano y no necesito decir nada más. Tú sabes que va por ti y con eso me vale. No me importa que la gente no sepa quien eres y tampoco me importan los miles de roces que hemos tenido.
Sólo me importa que esos roces siempre se han solucionado y que, desde pequeños, fuimos igualitos. Pero el tiempo, la vida y el destino nos separaron, al igual que nos han vuelto a juntar; con la fuerza de un huracán. Con la misma fuerza y sorpresa que nos separamos, nos hemos reencontrado, y prometimos un siempre, y así será. Nos dijimos HERMANOS y, hasta ahora, así nos hemos tratado. Los hermanos se quieren, se pelean, juegan, discuten a menudo... pero ante todo, están ahí siempre que alguno de ellos lo necesita.
Y así es, siempre estaré ahí cuando lo precises. Siempre que me llames, te abrazaré y te haré entender que aquí tienes una hermana y la tendrás durante el tiempo que quieras, que espero sea siempre.
Acabo esta entrada diciendo que me quedan muchas cosas por decir, pero que prefiero intrigarte y prometerte una entrada de nuevo, muy pronto, y llena de más amor.
Te quiero mucho, Hermano.
PEPE ~
En esta entrada no te nombraré, quizá porque solo tengo un hermano y no necesito decir nada más. Tú sabes que va por ti y con eso me vale. No me importa que la gente no sepa quien eres y tampoco me importan los miles de roces que hemos tenido.
Sólo me importa que esos roces siempre se han solucionado y que, desde pequeños, fuimos igualitos. Pero el tiempo, la vida y el destino nos separaron, al igual que nos han vuelto a juntar; con la fuerza de un huracán. Con la misma fuerza y sorpresa que nos separamos, nos hemos reencontrado, y prometimos un siempre, y así será. Nos dijimos HERMANOS y, hasta ahora, así nos hemos tratado. Los hermanos se quieren, se pelean, juegan, discuten a menudo... pero ante todo, están ahí siempre que alguno de ellos lo necesita.
Y así es, siempre estaré ahí cuando lo precises. Siempre que me llames, te abrazaré y te haré entender que aquí tienes una hermana y la tendrás durante el tiempo que quieras, que espero sea siempre.
Acabo esta entrada diciendo que me quedan muchas cosas por decir, pero que prefiero intrigarte y prometerte una entrada de nuevo, muy pronto, y llena de más amor.
Te quiero mucho, Hermano.
PEPE ~
jueves, 13 de septiembre de 2012
Cuestión de segundos.
Definitivamente, todo puede cambiar en un minuto. El día 10 de Septiembre todo parecía ser prometedor e infinitamente precioso. Me levanté pensando en volver a verlos a todos, en volver a insultar a esa persona que, aunque lo nuestro es un odio raro, la quiero un montón. En volver a llamar choni a mi Lara Villanueva, en volver a ser esa Carla payasa en clase.
Pero duró poco, llegué a clase, nos abrazamos a pesar de habernos visto hacía dos días. Y todo parecía perfecto. Subimos a clase pensando en que aquel curso iba a ser mejor que el anterior. Pero no, lectores. Nos han mezclado con gente a la que no conozco y los de toda la vida ya no están seis horas a mi lado. Y, sinceramente, les echo de menos.
Echo de menos a Irene Pérez y su forma de planear asesinatos. Echo de menos a Irene Antón y sus frases, palabras y tonterías. Echo de menos a Marta y su bordería especial, pero que necesito en clase. Echo de menos a Javier y sus originales insultos. Echo de menos a Guillermo Pérez y sus conversaciones pervertidas. Echo de menos a Deborah y sus incesantes historias amorosas. Echo de menos a mi clase, y eso es algo que me afecta más de lo que imaginé.
Echo de menos esas horas de fotos en gimnasia con mis niñas y esas otras de risas con Juan Antonio y los extraterrestres. Echo de menos hablar con Alberto e intentar ayudarle en todo lo que pudiese. Echo de menos parlotear con Álvaro y que me llamase tonta e idiota por decir mil tonterías por segundo.
Os echo de menos, 2º A. Pero los fin de semanas libres que tengamos serán nuestros, y este, es uno de ellos.
Pero duró poco, llegué a clase, nos abrazamos a pesar de habernos visto hacía dos días. Y todo parecía perfecto. Subimos a clase pensando en que aquel curso iba a ser mejor que el anterior. Pero no, lectores. Nos han mezclado con gente a la que no conozco y los de toda la vida ya no están seis horas a mi lado. Y, sinceramente, les echo de menos.
Echo de menos a Irene Pérez y su forma de planear asesinatos. Echo de menos a Irene Antón y sus frases, palabras y tonterías. Echo de menos a Marta y su bordería especial, pero que necesito en clase. Echo de menos a Javier y sus originales insultos. Echo de menos a Guillermo Pérez y sus conversaciones pervertidas. Echo de menos a Deborah y sus incesantes historias amorosas. Echo de menos a mi clase, y eso es algo que me afecta más de lo que imaginé.
Echo de menos esas horas de fotos en gimnasia con mis niñas y esas otras de risas con Juan Antonio y los extraterrestres. Echo de menos hablar con Alberto e intentar ayudarle en todo lo que pudiese. Echo de menos parlotear con Álvaro y que me llamase tonta e idiota por decir mil tonterías por segundo.
Os echo de menos, 2º A. Pero los fin de semanas libres que tengamos serán nuestros, y este, es uno de ellos.
lunes, 3 de septiembre de 2012
Amigos, amici, friends, amis *.*
Os prometí una entrada grande, pero me voy a dormir en breves y no creo que pueda ser mucho más grande que la anterior.
Mañana me espera un día grande, un día de los que no olvidaré jamás. Un día junto a los que me quieren, junto a mis amigos. Los que me han visto crecer, los que han visto mi faceta enfadada, la divertida, la faceta caprichosa, la romántica y también la triste. Han conocido mi faceta graciosa y la sosa, mi faceta seria y la de "no estoy hoy para que me vengas con temas de pensar". Ellos, los que me han apoyado de mil formas.
Unos me apoyan riendo y otros con consejos. Y algunos me apoyan de las dos formas, pero en ambos casos, me apoyan y eso es lo que me importa. Me importa también que me han perdonado mil veces y que puede ser que sean imperfectos, pero les quiero como a nadie.
Unos son idiotas y me hacen la vida extresada, pero no sé que sería sin ellos. Otros son unos plastas y siempren cuentan la misma anécdota, pero no podría vivir sin aguantarles. Y otros, me llaman TONTO y me insultan a todas horas, pero sinceramente, no me imagino mi vida sin esas personas ;).
En fin, que mañana me espera un día inolvidable y feliz, porque me reiré como nunca.
Se os quiere.
Mañana me espera un día grande, un día de los que no olvidaré jamás. Un día junto a los que me quieren, junto a mis amigos. Los que me han visto crecer, los que han visto mi faceta enfadada, la divertida, la faceta caprichosa, la romántica y también la triste. Han conocido mi faceta graciosa y la sosa, mi faceta seria y la de "no estoy hoy para que me vengas con temas de pensar". Ellos, los que me han apoyado de mil formas.
Unos me apoyan riendo y otros con consejos. Y algunos me apoyan de las dos formas, pero en ambos casos, me apoyan y eso es lo que me importa. Me importa también que me han perdonado mil veces y que puede ser que sean imperfectos, pero les quiero como a nadie.
Unos son idiotas y me hacen la vida extresada, pero no sé que sería sin ellos. Otros son unos plastas y siempren cuentan la misma anécdota, pero no podría vivir sin aguantarles. Y otros, me llaman TONTO y me insultan a todas horas, pero sinceramente, no me imagino mi vida sin esas personas ;).
En fin, que mañana me espera un día inolvidable y feliz, porque me reiré como nunca.
Se os quiere.
domingo, 2 de septiembre de 2012
Sueños en una noche de desvelo.
Es raro, muy raro, pero es así. Esta noche no he dormido más de media hora, pero lo más raro es que, aún así, he soñado como nunca.
Es una locura lectores, pero os recomiendo que lo probéis, que probéis a soñar vuestra vida perfecta durante toda la noche. Que soñéis como será ese amor que os llenará completamente y no os hará sufrir nunca; su nombre, sus ojos, su voz, su forma de ser, todo. Que soñéis cuál será vuestro trabajo, como iréis hasta él, que aventuras viviréis, los compañeros que tendréis, todo. Que soñéis sobre vuestros hijos, esas personitas que te harán cambiar por completo; su piel, su pelo, sus brazitos, su sonrisa, todo.
Os recomiendo esto, porque os lo imaginaréis de una forma preciosa, pero realista. Una forma que puedes conseguir si luchas por ello. Una manera que, al día siguiente te hará saltar, cantar, bailar, y todo porque tendrás esperanzas. Sí, señores. Lo quiero, y me da igual si tarda o llega ya, sólo sé que tendré lo que durante esta noche me ha hecho estar despierta.
Aquí se acaba la entrada, esta noche os prometo una mucho más grande. Se os quiere.
Es una locura lectores, pero os recomiendo que lo probéis, que probéis a soñar vuestra vida perfecta durante toda la noche. Que soñéis como será ese amor que os llenará completamente y no os hará sufrir nunca; su nombre, sus ojos, su voz, su forma de ser, todo. Que soñéis cuál será vuestro trabajo, como iréis hasta él, que aventuras viviréis, los compañeros que tendréis, todo. Que soñéis sobre vuestros hijos, esas personitas que te harán cambiar por completo; su piel, su pelo, sus brazitos, su sonrisa, todo.
Os recomiendo esto, porque os lo imaginaréis de una forma preciosa, pero realista. Una forma que puedes conseguir si luchas por ello. Una manera que, al día siguiente te hará saltar, cantar, bailar, y todo porque tendrás esperanzas. Sí, señores. Lo quiero, y me da igual si tarda o llega ya, sólo sé que tendré lo que durante esta noche me ha hecho estar despierta.
Aquí se acaba la entrada, esta noche os prometo una mucho más grande. Se os quiere.
sábado, 1 de septiembre de 2012
Volver a empezar ^^
Cuento los días. Soy consciente de que ha comenzado la recta final, y estoy, literalmente hablando, acojonada. Durante estos tres meses, todos se han dedicado a advertirme sobre lo duro que será el curso, sobre lo mucho que tendré que esforzarme y sobre los nueve meses de trabajo que me esperan.
Sin embargo, no me importa. El verano que he tenido ha sido la recompensa de un buen curso, y estoy convencida de que, cuando estudie, pensaré en el verano que repetiré si me centro.
Toca volver a empezar, volver a tener un libro durante seis horas de cada uno de mis días. Toca llegar a casa a las cinco, merendar rápido y ponerse con los deberes. Toca terminar los deberes y abrir el libre de sociales por la página doscientos cinco y estudiar los tipos de legislaciones. Toca llegar el viernes, cansada, y sin ganas de ver más libros; pero tener que hacer un último esfuerzo y hacer los deberes; y todo porque quiero un buen futuro para mí. Quiero un sábado de relax y de diversión, quiero un domingo de estudio y pensar en el siguiente lunes como una forma de estar con los que quiero, con mis amigos; y no como un verdadero castigo.
Toca volver a levantarme cada día a las siete de la mañana. Toca volver a desayunar corriendo porque sabes que si no, llegas tarde a clase y la de sociales te echará. Toca volver a coger la mochila resignada pero con ilusión. Toca volver a correr para coger el autobús a tiempo. Toca volver a esperar en la puerta mientras repasas el examen una última vez antes de enfrentarte a él, cara a cara y sin ninguna otra defensa que tu esfuerzo. Toca volver a entrar en clase y respirar ese aire concentrado que se mete por cada hueso de tu cuerpo. Toca sentarte en tu silla y clavar la mirada o bien en el profesor, o bien en el libro que acabas de abrir.
Toca volver a ir vestida con un chándal dos veces a la semana, y pensar en lo mucho que odias ese pantalón que te queda tan grande. Toca volver a saludar al profesor de gimnasia y pensar en lo buenísimo que está. Toca de nuevo sudar la gota gorda dos veces a la semana porque si no, hay castigo. Pero este año será diferente, este año voy a valorar que, ese sudor lo derramo con mis compañeros, los que llevan conmigo desde pequeños, y voy a valorar lo bonito que es eso.
Toca volver a extresarte cada vez que no te sale un ejercicio de matemáticas, cada vez que no memorizas la lección de lengua, cada vez que te confundes en un verbo de inglés y cada vez que no pronuncias bien una palabra francesa. Toca volver a preocuparte cada vez que suspendes un examen y temes por suspender la evaluación entera. Toca volver a cansarte de memorizar una tras otra vez las mismas palabras de siempre.
Ecuaciones, reglas de tres, estadítica, probabilidad. Pareados, acepciones, rima asonante y consonante, Shakespeare, narrativa, relato corto. Cormofitas, briofitas, equinodermos, cordados, tallo, raíz. Chapeau, aller, envoyer, pied, naturelle. Book, luck, green, shake, dive, trainers. Rotación bienal y trienal, estilo herreriano, románico, Juan de Herrera, harenes, Vilfredo el Belloso. Judaísmo, fetiche, megalitos, rabinos, curas, monjes.
Sí, todo eso vuelve. Vuelven las palabras raras que te suenan a chino. Vuelve el hacerte un lío, pero no voy a agobiarme, voy a luchar por sacar una nota increíble. Voy a atender en las clases de matemáticas, y todo con el único objetivo de forjarme un futuro que me ilusione, y también con el objetivo de repetir este verano en pequeñas versiones, en versiones de fin de semana. Voy a ignorar las distracciones personales, porque ya no quiero peleas, y tampoco quiero amores imposibles.
Ando relajada por eso, porque sé de fijo que voy a estudiar, voy a hacer los deberes a diario y voy a mantener la limpieza en todos mis cuadernos. También, voy a mantener el orden en mi cajonera, algo que nunca había hecho. Y voy a proponerme un reto para este curso: no llorar por otras cosas en época de colegio. Pero tengo miedo a algo, a volver a ver a diario a alguien, a ti. Y lo sabes. No puedes volver a mi vida, no lo hagas, porque entonces, esta entrada habrá perdido todo su significado y romperás mis esquemas, mis planes de estudio y, sobre todo, mi verano; y eso no puede pasar. Sigue siendo mi amigo. Punto. Porque sí, porque estoy bien sin ti. Tengo felicidad y no ganas de complicarme. Se acabó.
Vuelta al cole; un auténtico crack.
Sin embargo, no me importa. El verano que he tenido ha sido la recompensa de un buen curso, y estoy convencida de que, cuando estudie, pensaré en el verano que repetiré si me centro.
Toca volver a empezar, volver a tener un libro durante seis horas de cada uno de mis días. Toca llegar a casa a las cinco, merendar rápido y ponerse con los deberes. Toca terminar los deberes y abrir el libre de sociales por la página doscientos cinco y estudiar los tipos de legislaciones. Toca llegar el viernes, cansada, y sin ganas de ver más libros; pero tener que hacer un último esfuerzo y hacer los deberes; y todo porque quiero un buen futuro para mí. Quiero un sábado de relax y de diversión, quiero un domingo de estudio y pensar en el siguiente lunes como una forma de estar con los que quiero, con mis amigos; y no como un verdadero castigo.
Toca volver a levantarme cada día a las siete de la mañana. Toca volver a desayunar corriendo porque sabes que si no, llegas tarde a clase y la de sociales te echará. Toca volver a coger la mochila resignada pero con ilusión. Toca volver a correr para coger el autobús a tiempo. Toca volver a esperar en la puerta mientras repasas el examen una última vez antes de enfrentarte a él, cara a cara y sin ninguna otra defensa que tu esfuerzo. Toca volver a entrar en clase y respirar ese aire concentrado que se mete por cada hueso de tu cuerpo. Toca sentarte en tu silla y clavar la mirada o bien en el profesor, o bien en el libro que acabas de abrir.
Toca volver a ir vestida con un chándal dos veces a la semana, y pensar en lo mucho que odias ese pantalón que te queda tan grande. Toca volver a saludar al profesor de gimnasia y pensar en lo buenísimo que está. Toca de nuevo sudar la gota gorda dos veces a la semana porque si no, hay castigo. Pero este año será diferente, este año voy a valorar que, ese sudor lo derramo con mis compañeros, los que llevan conmigo desde pequeños, y voy a valorar lo bonito que es eso.
Toca volver a extresarte cada vez que no te sale un ejercicio de matemáticas, cada vez que no memorizas la lección de lengua, cada vez que te confundes en un verbo de inglés y cada vez que no pronuncias bien una palabra francesa. Toca volver a preocuparte cada vez que suspendes un examen y temes por suspender la evaluación entera. Toca volver a cansarte de memorizar una tras otra vez las mismas palabras de siempre.
Ecuaciones, reglas de tres, estadítica, probabilidad. Pareados, acepciones, rima asonante y consonante, Shakespeare, narrativa, relato corto. Cormofitas, briofitas, equinodermos, cordados, tallo, raíz. Chapeau, aller, envoyer, pied, naturelle. Book, luck, green, shake, dive, trainers. Rotación bienal y trienal, estilo herreriano, románico, Juan de Herrera, harenes, Vilfredo el Belloso. Judaísmo, fetiche, megalitos, rabinos, curas, monjes.
Sí, todo eso vuelve. Vuelven las palabras raras que te suenan a chino. Vuelve el hacerte un lío, pero no voy a agobiarme, voy a luchar por sacar una nota increíble. Voy a atender en las clases de matemáticas, y todo con el único objetivo de forjarme un futuro que me ilusione, y también con el objetivo de repetir este verano en pequeñas versiones, en versiones de fin de semana. Voy a ignorar las distracciones personales, porque ya no quiero peleas, y tampoco quiero amores imposibles.
Ando relajada por eso, porque sé de fijo que voy a estudiar, voy a hacer los deberes a diario y voy a mantener la limpieza en todos mis cuadernos. También, voy a mantener el orden en mi cajonera, algo que nunca había hecho. Y voy a proponerme un reto para este curso: no llorar por otras cosas en época de colegio. Pero tengo miedo a algo, a volver a ver a diario a alguien, a ti. Y lo sabes. No puedes volver a mi vida, no lo hagas, porque entonces, esta entrada habrá perdido todo su significado y romperás mis esquemas, mis planes de estudio y, sobre todo, mi verano; y eso no puede pasar. Sigue siendo mi amigo. Punto. Porque sí, porque estoy bien sin ti. Tengo felicidad y no ganas de complicarme. Se acabó.
Vuelta al cole; un auténtico crack.
jueves, 30 de agosto de 2012
Llegó el momento feliz.
Sí, tras llorar mil veces, estar mal durante tantos meses, sentir que nadie más me podía querer como él. Tras haber perdido la esperanza en tantas ocasiones, tras haber pensado en tirar la toalla con todo. Tras haber dejado de comer, de salir, de dormir.
Tras todo ello, has llegado tú. Y has sabido llenar tanto o más mi corazón. Te quiero, cariño.
Hazme feliz cada día de tu vida.
Tras todo ello, has llegado tú. Y has sabido llenar tanto o más mi corazón. Te quiero, cariño.
Hazme feliz cada día de tu vida.
miércoles, 29 de agosto de 2012
Promesas rotas.
-Cariño, creo que me estoy enamorando y eso me da miedo, porque yo siempre he sido un cabrón.
-No te preocupes, yo no voy a hacerte daño y tú lo sabes, eres tonto si piensas eso de mí.
-Te quiero, y más que tú a mi.
-Flipas, amor. Simplemente, flipas.
-Te prometo que estaré como mínimo junto a ti hasta que acabemos el bachillerato.
Entre esa conversación y el fin de nuestra historia solo hubo un día. Me prometiste años seguros de relación y todo se acabó unas horas después. Yo reconozco que no fui lo mejor que podías tener, que cometí un error y que lo hice mal en una ocasión. Pero tú, tú me habías hecho lo mismo en innumerables ocasiones, y yo estaba cansada de aguantar, y lo sabes.
Deberías haberme perdonado, tal y cómo yo lo había hecho en muchas ocasiones, y tantas de ellas perdoné cosas peores, y eres consciente de que todas ellas las olvidé. Deberías seguir abrazándome en los recreos y no lo haces, y sí, te contaré un secreto: eso me enrabieta. Me hace sentir rabia, y tristeza también, y anhelo, y añoranza, y todas esas cosas que se sienten cuando la persona a la que quieres ya no te mira con un brillo en los ojos.
Después de ese día todo cambió, mi vida, realmente, se puso patas arriba, y es que tú eras la clave del orden de mi corazón. Eras el motivo por el cual yo era feliz, por el que me apetecía ir a clase y sonreír cada mañana. Y todo se fue a la mierda por un error, frente a tantísimos tuyos, pero que no supiste perdonar.
Te quise, y no lo negaré jamás. Eras el niño que más me había impresionado, y es que tienes algo que me encanta. Y todo se acabó. Me sentí mal, me sentí la persona más mierda del mundo por haberte perdido, y es que te quería, de verdad.
Hubo segundas partes, pero nunca llegamos a ser dos, nunca llegué a enamorarte tanto como aquella vez. Y nunca llegamos a ser lo que éramos desde aquel día. Te odié con todas mis fuerzas por no volver a mí, por no perdonarme cuando te pedía disculpas, a pesar de que tú habías jodido todo desde mucho atrás. Aún así, pasabas de mi y nunca volvió a ser lo que era.
Ahora estoy aquí, olvidándote con éxito en ocasiones y con bajones por momentos. No te quiero pedir que vuelvas a mí, pero sería el camino más fácil. Sin embargo, como sabes bien, me encantan los retos, y voy a luchar por olvidarte y dejarte atrás. Total, fuiste mucho, mi primer amor de verdad, pero me queda una vida por delante y no pienso malgastarla en ti, porque es algo ridículo.
Gracias por leerme de nuevo. Y por apoyarme, a esas personas que lo hacen. Se os quiere.
-No te preocupes, yo no voy a hacerte daño y tú lo sabes, eres tonto si piensas eso de mí.
-Te quiero, y más que tú a mi.
-Flipas, amor. Simplemente, flipas.
-Te prometo que estaré como mínimo junto a ti hasta que acabemos el bachillerato.
Entre esa conversación y el fin de nuestra historia solo hubo un día. Me prometiste años seguros de relación y todo se acabó unas horas después. Yo reconozco que no fui lo mejor que podías tener, que cometí un error y que lo hice mal en una ocasión. Pero tú, tú me habías hecho lo mismo en innumerables ocasiones, y yo estaba cansada de aguantar, y lo sabes.
Deberías haberme perdonado, tal y cómo yo lo había hecho en muchas ocasiones, y tantas de ellas perdoné cosas peores, y eres consciente de que todas ellas las olvidé. Deberías seguir abrazándome en los recreos y no lo haces, y sí, te contaré un secreto: eso me enrabieta. Me hace sentir rabia, y tristeza también, y anhelo, y añoranza, y todas esas cosas que se sienten cuando la persona a la que quieres ya no te mira con un brillo en los ojos.
Después de ese día todo cambió, mi vida, realmente, se puso patas arriba, y es que tú eras la clave del orden de mi corazón. Eras el motivo por el cual yo era feliz, por el que me apetecía ir a clase y sonreír cada mañana. Y todo se fue a la mierda por un error, frente a tantísimos tuyos, pero que no supiste perdonar.
Te quise, y no lo negaré jamás. Eras el niño que más me había impresionado, y es que tienes algo que me encanta. Y todo se acabó. Me sentí mal, me sentí la persona más mierda del mundo por haberte perdido, y es que te quería, de verdad.
Hubo segundas partes, pero nunca llegamos a ser dos, nunca llegué a enamorarte tanto como aquella vez. Y nunca llegamos a ser lo que éramos desde aquel día. Te odié con todas mis fuerzas por no volver a mí, por no perdonarme cuando te pedía disculpas, a pesar de que tú habías jodido todo desde mucho atrás. Aún así, pasabas de mi y nunca volvió a ser lo que era.
Ahora estoy aquí, olvidándote con éxito en ocasiones y con bajones por momentos. No te quiero pedir que vuelvas a mí, pero sería el camino más fácil. Sin embargo, como sabes bien, me encantan los retos, y voy a luchar por olvidarte y dejarte atrás. Total, fuiste mucho, mi primer amor de verdad, pero me queda una vida por delante y no pienso malgastarla en ti, porque es algo ridículo.
Gracias por leerme de nuevo. Y por apoyarme, a esas personas que lo hacen. Se os quiere.
martes, 28 de agosto de 2012
Ruth y Jose.
Esta mañana he despertado ante el grito de mi madre ¡"Carla, han encontrado a los niños de Huelva, muertos!". Por un momento todo me ha parecido un sueño, nadie pensaba que aquellos niños fuesen a estar muertos, apostaban por encontrarlos en cualquier caseta en mitad del campo. Sin embargo, al levantarme y dirigirme al salón, he visto que no, que ya no había esperanzas.
Muchos pensarán que no debería escribir estas palabras, ya que los niños no son conocidos míos, pero es que me parece necesario hacerlo. Necesito dedicarles este espacio para que, al menos, unas pocas personas compartan lo que siento. Compartan el ponerse en lugar de esa madre a la que han dejado destrozada, porque no es un hijo, son los dos. Sus pequeños se han marchado, y ya no volverán.
Sé que no es lo mismo, pero si, algún día le pasa algo parecido a mi sobrina, esta escritora ya no podrá continuar en este mundo. No puedo sin ella, y me pongo en el lugar de esa madre, en el que el dolor debe ser insoportable, algo tan doloroso que te queme por dentro.
Y todo por un hijo de puta, un cabrón y una mala persona que no es capaz de querer ni a sus propios hijos. Siento mucho mi lenguaje, pero es como me siento y prometí escribir lo que sintiese. Siento que esa persona debería sufrir el triple de lo que ha sufrido esa madre, debería ser castigado duramente por haberles arrancado la vida a dos pequeños que tenían un futuro prometedor por delante. Esos niños han dejado en este mundo toda una vida por delante, tantos años que no vivirán.
Lo siento mucho, pero ese tío es un verdadero hielo. No podría quemar a alguien tras haberlo matado ni aunque fuese un asesino, como para hacérselo a las dos criaturas a las que les diste la vida, que las tuviste entre tus manos, que les diste besos entre juegos... tantas cosas... y ha demostrado ser un verdadero cabrón.
Bueno, finalmente, apoyo desde Madrid a la familia, sobre todo a la madre de los pequeños, y un último mensaje hacia los niños, donde estén: AQUÍ SE OS RECORDARÁ.
Muchos pensarán que no debería escribir estas palabras, ya que los niños no son conocidos míos, pero es que me parece necesario hacerlo. Necesito dedicarles este espacio para que, al menos, unas pocas personas compartan lo que siento. Compartan el ponerse en lugar de esa madre a la que han dejado destrozada, porque no es un hijo, son los dos. Sus pequeños se han marchado, y ya no volverán.
Sé que no es lo mismo, pero si, algún día le pasa algo parecido a mi sobrina, esta escritora ya no podrá continuar en este mundo. No puedo sin ella, y me pongo en el lugar de esa madre, en el que el dolor debe ser insoportable, algo tan doloroso que te queme por dentro.
Y todo por un hijo de puta, un cabrón y una mala persona que no es capaz de querer ni a sus propios hijos. Siento mucho mi lenguaje, pero es como me siento y prometí escribir lo que sintiese. Siento que esa persona debería sufrir el triple de lo que ha sufrido esa madre, debería ser castigado duramente por haberles arrancado la vida a dos pequeños que tenían un futuro prometedor por delante. Esos niños han dejado en este mundo toda una vida por delante, tantos años que no vivirán.
Lo siento mucho, pero ese tío es un verdadero hielo. No podría quemar a alguien tras haberlo matado ni aunque fuese un asesino, como para hacérselo a las dos criaturas a las que les diste la vida, que las tuviste entre tus manos, que les diste besos entre juegos... tantas cosas... y ha demostrado ser un verdadero cabrón.
Bueno, finalmente, apoyo desde Madrid a la familia, sobre todo a la madre de los pequeños, y un último mensaje hacia los niños, donde estén: AQUÍ SE OS RECORDARÁ.
lunes, 27 de agosto de 2012
Repaso mis pasos.
Bueno, lectores, hoy quiero compartir con vosotros un resumen de mi vida. Un resumen de estos catorce años, un mes y trece días que llevo en este mundo. Un largo tiempo de errores y aciertos, buenos y malos momentos, risas y lágrimas, amigos y traidores, amores y decepciones; pero ante todo, un largo tiempo de caídas y de volver a levantarme. No quiero enrrollarme demasiado en esta entrada, así que... al grano.
Comencemos en los primeros meses de vida de esta joven e insignificante chica que os está hablando. Nací entre una familia humilde y que, sin vivir con excesos pero tampoco con necesidades, me daban todo lo que necesitaba. Por aquel entonces yo vivía en Simancas y aún no conocía su actual vida. Un pequeño piso de dos dormitorios en el que teníamos que vivir ocho personas. Sigo manteniendo que no pasábamos necesidades, pero simplemente era el piso en el que mi familia llevaba toda la vida y continuamos en él tras mi nacimiento.
Sin embargo, al año de nacer, cuatro meses después de la muerte de mi abuela, mi familia decidió cambiar de hogar y Canillejas nos recibió grandiosa y maravillosamente. Desde aquella etapa y hasta hoy, me siento orgullosa de decir que vivo en MI BARRIO.
Todo continuó tranquilamente y sin novedades hasta mis tres añitos. Llegó el colegio y aquello era algo a lo que yo no estaba nada acostumbrada. Nunca antes había estado en una situación parecida, pues no había ido a la guardería y mis hermanas eran demasiado mayores como para considerarlas niñas. Sorprendida, fue algo que me encantó; tantos niños a mi alrededor era fantástico y aún recuerdo lo eterno que se me hacía cada fin de semana. En definitiva, nada parecido a ahora.
Sigamos. Un año después, más o menos, conocí a la persona más divertida que he conocido, alguien que, aunque ahora ya no continúe teniendo el contacto conmigo, sigue tan presente como entonces. Ismael Torres Fernández.
Saltemos dos años en mi vida y contemos como empecé la E.P.O.; conocida por todos como la Primaria. Los primeros exámenes y eso de aprender a contar me entusiasmó al principio, pero con el paso del tiempo, me fui convirtiendo en la persona pasota que soy ahora.
A los ocho años llegó ella, mi pequeña y "adorable" sobrina; aunque la quiero más que a una hermana, sinceramente. Nos hicimos inseparables, y, aunque peleemos, prefiero quedarme con los miles de te quieros que nos decimos al cabo del día. Te quiero enana.
Y ahora viajemos hasta los diez años. La mayor desgracia de mi vida, la que marcó mi vida desde entonces. La muerte de alguien que me hace falta en muchas ocasiones. Un cómplice, una persona que me cubría las espaldas en miles de travesuras, una persona que me hacía divertirme y me enseñaba pequeñas palabras de italiano siempre que se lo pedía. Una persona que, con el tiempo, me hizo ser como él. Amo Italia tanto como él y me encantan las mismas cosas que a él. TI AMO MOLTO, MIO PAPA.
A los años siguientes no les voy a dedicar mucho... un error enorme que me costó demasiado, las primeras decepciones en la guerra del amor, los primeros suspensos, los innumerables cambios en mí, y ante todo, un cambio de actitud de verdad. Pero lo más importante ha sido una persona, aunque no voy a dedicarle ni una línea. Y también, en unos meses, adelanto que tendré otro sobrino, o sobrina; al que convertiré en un nuevo hermano. Le mimaré y le daré todo lo que pueda.
Bueno, acabo diciendo lo de siempre: GRACIAS A TODOS LOS QUE ME APOYÁIS PARA QUE CONTINÚE DÍA A DÍA.Una vida de locuras.
Comencemos en los primeros meses de vida de esta joven e insignificante chica que os está hablando. Nací entre una familia humilde y que, sin vivir con excesos pero tampoco con necesidades, me daban todo lo que necesitaba. Por aquel entonces yo vivía en Simancas y aún no conocía su actual vida. Un pequeño piso de dos dormitorios en el que teníamos que vivir ocho personas. Sigo manteniendo que no pasábamos necesidades, pero simplemente era el piso en el que mi familia llevaba toda la vida y continuamos en él tras mi nacimiento.
Sin embargo, al año de nacer, cuatro meses después de la muerte de mi abuela, mi familia decidió cambiar de hogar y Canillejas nos recibió grandiosa y maravillosamente. Desde aquella etapa y hasta hoy, me siento orgullosa de decir que vivo en MI BARRIO.
Todo continuó tranquilamente y sin novedades hasta mis tres añitos. Llegó el colegio y aquello era algo a lo que yo no estaba nada acostumbrada. Nunca antes había estado en una situación parecida, pues no había ido a la guardería y mis hermanas eran demasiado mayores como para considerarlas niñas. Sorprendida, fue algo que me encantó; tantos niños a mi alrededor era fantástico y aún recuerdo lo eterno que se me hacía cada fin de semana. En definitiva, nada parecido a ahora.
Sigamos. Un año después, más o menos, conocí a la persona más divertida que he conocido, alguien que, aunque ahora ya no continúe teniendo el contacto conmigo, sigue tan presente como entonces. Ismael Torres Fernández.
Saltemos dos años en mi vida y contemos como empecé la E.P.O.; conocida por todos como la Primaria. Los primeros exámenes y eso de aprender a contar me entusiasmó al principio, pero con el paso del tiempo, me fui convirtiendo en la persona pasota que soy ahora.
A los ocho años llegó ella, mi pequeña y "adorable" sobrina; aunque la quiero más que a una hermana, sinceramente. Nos hicimos inseparables, y, aunque peleemos, prefiero quedarme con los miles de te quieros que nos decimos al cabo del día. Te quiero enana.
Y ahora viajemos hasta los diez años. La mayor desgracia de mi vida, la que marcó mi vida desde entonces. La muerte de alguien que me hace falta en muchas ocasiones. Un cómplice, una persona que me cubría las espaldas en miles de travesuras, una persona que me hacía divertirme y me enseñaba pequeñas palabras de italiano siempre que se lo pedía. Una persona que, con el tiempo, me hizo ser como él. Amo Italia tanto como él y me encantan las mismas cosas que a él. TI AMO MOLTO, MIO PAPA.
A los años siguientes no les voy a dedicar mucho... un error enorme que me costó demasiado, las primeras decepciones en la guerra del amor, los primeros suspensos, los innumerables cambios en mí, y ante todo, un cambio de actitud de verdad. Pero lo más importante ha sido una persona, aunque no voy a dedicarle ni una línea. Y también, en unos meses, adelanto que tendré otro sobrino, o sobrina; al que convertiré en un nuevo hermano. Le mimaré y le daré todo lo que pueda.
Bueno, acabo diciendo lo de siempre: GRACIAS A TODOS LOS QUE ME APOYÁIS PARA QUE CONTINÚE DÍA A DÍA.Una vida de locuras.
domingo, 26 de agosto de 2012
Poco a poco, cambio.
A menudo toda mi familia me mira y me dice lo mucho que he cambiado en el último año.
Mi hermana Olga me mira con orgullo, diciendo con la mirada que soy su hermana pequeña y que no me toca nadie. Me advierte de lo mucho que la decepcionaría si hiciese algo mal, si tuviese un error imperdonable o si volviese a ser como hace un tiempo.
Por otra parte, mi hermana Eva me mira con gracia. Con una sonrisa que, en lo más profundo, significa que, por muchas peleas y roces que tengamos, ella me quiere con locura, que se desvive por mí y que si yo la faltase algún día, se destrozaría por dentro.
Mis cuñados me miran burlándose, siempre así, pero me miran con felicidad porque me quieren como a una hermana pequeña. Una hermana pequeña que les molesta continuamente pero que, a la vez, la consideran una chica buena y con buen corazón.
Y falta la más importante, la persona que me trajo al mundo. Ella me mira como nadie me había mirado antes, me sabe proteger, regañar, felicitar e incluso querer, con tan sólo una mirada. Se esfuerza día a día por que yo continúe por el camino correcto, sin salirme de él. Y la hago feliz aprobando, siempre. La hago feliz ayudando al vecino del cuarto a subir las bolsas. La hago feliz dando limosna al primer mendigo que me encuentro. La hago feliz lavando los platos para que no tenga que hacerlo ella al llegar de trabajar. La hago feliz de tantas formas que me siento orgullosa de mi misma tan sólo por eso. Y es que te quiero, mamá. Te quiero y no me importa que mil veces discutamos y otras mil veces no te entienda por ser tan diferente a mí. Te quiero por sacarme adelante como lo haces cada día. Te quiero por desvivirte en Navidades para conseguir el regalo perfecto. Te quiero porque no te cambiaría por nada.
En fin, que gracias a mi familia porque, aunque son los más raros de este mundo, me quieren, Gracias a mi familia por cada una de las broncas que me echaban y que nunca entendía, pero que ahora estoy orgullosa de haberlas recibido. Gracias a mi familia porque me dan todo lo que pueden. Gracias a mi familia por ser como son. GRACIAS, GRACIAS y GRACIAS.
Mi hermana Olga me mira con orgullo, diciendo con la mirada que soy su hermana pequeña y que no me toca nadie. Me advierte de lo mucho que la decepcionaría si hiciese algo mal, si tuviese un error imperdonable o si volviese a ser como hace un tiempo.
Por otra parte, mi hermana Eva me mira con gracia. Con una sonrisa que, en lo más profundo, significa que, por muchas peleas y roces que tengamos, ella me quiere con locura, que se desvive por mí y que si yo la faltase algún día, se destrozaría por dentro.
Mis cuñados me miran burlándose, siempre así, pero me miran con felicidad porque me quieren como a una hermana pequeña. Una hermana pequeña que les molesta continuamente pero que, a la vez, la consideran una chica buena y con buen corazón.
Y falta la más importante, la persona que me trajo al mundo. Ella me mira como nadie me había mirado antes, me sabe proteger, regañar, felicitar e incluso querer, con tan sólo una mirada. Se esfuerza día a día por que yo continúe por el camino correcto, sin salirme de él. Y la hago feliz aprobando, siempre. La hago feliz ayudando al vecino del cuarto a subir las bolsas. La hago feliz dando limosna al primer mendigo que me encuentro. La hago feliz lavando los platos para que no tenga que hacerlo ella al llegar de trabajar. La hago feliz de tantas formas que me siento orgullosa de mi misma tan sólo por eso. Y es que te quiero, mamá. Te quiero y no me importa que mil veces discutamos y otras mil veces no te entienda por ser tan diferente a mí. Te quiero por sacarme adelante como lo haces cada día. Te quiero por desvivirte en Navidades para conseguir el regalo perfecto. Te quiero porque no te cambiaría por nada.
En fin, que gracias a mi familia porque, aunque son los más raros de este mundo, me quieren, Gracias a mi familia por cada una de las broncas que me echaban y que nunca entendía, pero que ahora estoy orgullosa de haberlas recibido. Gracias a mi familia porque me dan todo lo que pueden. Gracias a mi familia por ser como son. GRACIAS, GRACIAS y GRACIAS.
sábado, 25 de agosto de 2012
Más despejada.
Buenas tardes, amigos. Tras una noche inquieta pero que a la vez me ha servido para reflexionar, estoy mucho más tranquila. Este tema que voy a tratar hoy ya lo he comentado con anterioridad, pero quiero dedicarle una entrada completa.
Comencemos contando la historia desde el principio. Me acosté a las cuatro de la madrugada con los ojos hinchados y un dolor enorme en mi corazón. La vida últimamente no ha sabido darme nada más que malos ratos y pesadillas reales, y eso es algo que pasa factura. Me hace pensar si de verdad estoy actuando como debo, si lo que tengo me lo merezco, si puedo cambiar todo esto de un día para otro... y es que os prometo que yo quiero ser feliz, que no lo hago porque me guste, os juro que quiero olvidarle.
Desde un principio, yo no supe imaginarme un futuro lejano a su lado, es más, yo nunca fui capaz de verle como el padre de mis hijos y el hombre que me esperaría sonriente en el altar. Nunca lo imaginé porque siempre fui consciente de que aquello terminaría algún día; y terminó. Pero luego regresó, y, aún así, tampoco conseguí verle como algo más que una relación, seria e intensa, pero que con el tiempo se esfumaría. Y es que él siempre me lo dejó claro: como mucho, le daba a nuestra relación un año. Y fue sincero en ese aspecto. Pero yo pensé que aquello duraría más, que era normal que no le imaginase como todas esas cosas porque éramos jóvenes aún. Le quise cambiar y quise modificar su forma de ser mujeriega y la característica de ser experto en salto de flor en flor. Y me hice daño tantas veces que me acostumbré a llorar, lloraba con dolor, pero no con sufrimiento.
Y, en tan sólo unas horas, he comprendido que ahora me toca estar mal porque no puedo evitar quererle ni mucho menos añorarle. No puedo evitar recordarle, y es que, como escribí en mi primer relato corto, copiado de un gran sabio, "es fácil recordar para quien tiene memoria, pero es difícil olvidar para quien tiene corazón". Y no voy a luchar contra eso, no voy a intentar desesperadamente ser feliz de la noche a la mañana, porque debo acostumbrarme primero a vivir sin sus abrazos, sin sus besos, sin sus miradas de amor, sin él, en definitiva. No voy a intentarlo siquiera porque sé que con algo de tiempo, seré capaz de observar un atardecer sin acordarme de él, porque podré escuchar el río bajando de la montaña sin echarle de menos, pero no ahora. Ahora toca recuperarse y centrarse en otras cosas, como los estudios, el futuro que me tengo que forjar y tantos planes como tengo por cumplir. Y es que poco a poco me he hecho mayor, me voy haciendo una mujer que, dentro de poco, tendrá una casa propia y podrá abrazar cada noche a su amor verdadero.
Y de eso quiero hablar, quiero hablar de un único chico que tenga todo lo que pido. No me puedo imaginar a ese chico físicamente, pero sí puedo imaginar su forma de ser. Puedo imaginar la forma en la que me mira, con ternura y pasión, una manera de mirar que mi último chico no ha sabido tener; esa manera de mirar que para el tiempo y me ahoga de una manera dulce y lenta.
Ayer decía que no existen los príncipes azules, y no lo niego, pero no quiero un chico perfecto, quiero una persona imperfecta y mirarla cada día y pensar en que sus defectos me vuelven loca. Quiero que me lleve a pasear aunque sólo sea un rato, y que nos perdamos por Madrid. Que me bese de una manera bonita y me sepa tranquilizar con un abrazo. Quiero cenar en la terraza de nuestra casa y sentir que aquello es más bonito que estar en París con cualquier otro chico.
Quiero que me pida matrimonio y llorar de alegría ante la idea de envejecer junto a él. No quiero a otro, no quiero serle infiel, porque me hipnotizará cada mañana con un despertar increíblemente bonito.
No quiero ser una más en su lista, quiero ser la princesa que escriba cada día una página de su cuento, quiero hacerle feliz y hacerle sentir el chico más afortunado del mundo. No pido que sea rico, porque con todas estas características, seré millonaria.
Pido que me acepte tal y cómo soy, que me abrace y piense en lo mucho que me ama. Quiero tener cincuenta, sesenta, setenta, ochenta años y sentir el mismo amor que cuando teníamos veinte.
Quiero perderme por la playa con él, y quiero sentir el cosquilleo de sus dedos acariciando mi mano mientras paseamos por la orilla entre miles de bromas y cientos de mimos. Quiero ser su niña toda la vida, aunque tenga la piel arrugada y el pelo blanco como la nieve.
Quiero jugar con él, torpe y lentamente, con la vejez acariciando mi cuerpo, en el salón de nuestra casa. Recibir la visita de nuestros hijos y servirles de ejemplo para buscar una pareja ideal.
Quiero lucir un anillo con orgullo, el mismo anillo durante toda la vida, no importa si es bonito, feo, grande, pequeño, caro o barato; sólo importa lo que verdaderamente significa: la unión de dos corazones para la eternidad.
Por último, quiero morir antes que mi amor verdadero, porque sé que si no es así, moriré de pena.
Le encontraré.
Comencemos contando la historia desde el principio. Me acosté a las cuatro de la madrugada con los ojos hinchados y un dolor enorme en mi corazón. La vida últimamente no ha sabido darme nada más que malos ratos y pesadillas reales, y eso es algo que pasa factura. Me hace pensar si de verdad estoy actuando como debo, si lo que tengo me lo merezco, si puedo cambiar todo esto de un día para otro... y es que os prometo que yo quiero ser feliz, que no lo hago porque me guste, os juro que quiero olvidarle.
Desde un principio, yo no supe imaginarme un futuro lejano a su lado, es más, yo nunca fui capaz de verle como el padre de mis hijos y el hombre que me esperaría sonriente en el altar. Nunca lo imaginé porque siempre fui consciente de que aquello terminaría algún día; y terminó. Pero luego regresó, y, aún así, tampoco conseguí verle como algo más que una relación, seria e intensa, pero que con el tiempo se esfumaría. Y es que él siempre me lo dejó claro: como mucho, le daba a nuestra relación un año. Y fue sincero en ese aspecto. Pero yo pensé que aquello duraría más, que era normal que no le imaginase como todas esas cosas porque éramos jóvenes aún. Le quise cambiar y quise modificar su forma de ser mujeriega y la característica de ser experto en salto de flor en flor. Y me hice daño tantas veces que me acostumbré a llorar, lloraba con dolor, pero no con sufrimiento.
Y, en tan sólo unas horas, he comprendido que ahora me toca estar mal porque no puedo evitar quererle ni mucho menos añorarle. No puedo evitar recordarle, y es que, como escribí en mi primer relato corto, copiado de un gran sabio, "es fácil recordar para quien tiene memoria, pero es difícil olvidar para quien tiene corazón". Y no voy a luchar contra eso, no voy a intentar desesperadamente ser feliz de la noche a la mañana, porque debo acostumbrarme primero a vivir sin sus abrazos, sin sus besos, sin sus miradas de amor, sin él, en definitiva. No voy a intentarlo siquiera porque sé que con algo de tiempo, seré capaz de observar un atardecer sin acordarme de él, porque podré escuchar el río bajando de la montaña sin echarle de menos, pero no ahora. Ahora toca recuperarse y centrarse en otras cosas, como los estudios, el futuro que me tengo que forjar y tantos planes como tengo por cumplir. Y es que poco a poco me he hecho mayor, me voy haciendo una mujer que, dentro de poco, tendrá una casa propia y podrá abrazar cada noche a su amor verdadero.
Y de eso quiero hablar, quiero hablar de un único chico que tenga todo lo que pido. No me puedo imaginar a ese chico físicamente, pero sí puedo imaginar su forma de ser. Puedo imaginar la forma en la que me mira, con ternura y pasión, una manera de mirar que mi último chico no ha sabido tener; esa manera de mirar que para el tiempo y me ahoga de una manera dulce y lenta.
Ayer decía que no existen los príncipes azules, y no lo niego, pero no quiero un chico perfecto, quiero una persona imperfecta y mirarla cada día y pensar en que sus defectos me vuelven loca. Quiero que me lleve a pasear aunque sólo sea un rato, y que nos perdamos por Madrid. Que me bese de una manera bonita y me sepa tranquilizar con un abrazo. Quiero cenar en la terraza de nuestra casa y sentir que aquello es más bonito que estar en París con cualquier otro chico.
Quiero que me pida matrimonio y llorar de alegría ante la idea de envejecer junto a él. No quiero a otro, no quiero serle infiel, porque me hipnotizará cada mañana con un despertar increíblemente bonito.
No quiero ser una más en su lista, quiero ser la princesa que escriba cada día una página de su cuento, quiero hacerle feliz y hacerle sentir el chico más afortunado del mundo. No pido que sea rico, porque con todas estas características, seré millonaria.
Pido que me acepte tal y cómo soy, que me abrace y piense en lo mucho que me ama. Quiero tener cincuenta, sesenta, setenta, ochenta años y sentir el mismo amor que cuando teníamos veinte.
Quiero perderme por la playa con él, y quiero sentir el cosquilleo de sus dedos acariciando mi mano mientras paseamos por la orilla entre miles de bromas y cientos de mimos. Quiero ser su niña toda la vida, aunque tenga la piel arrugada y el pelo blanco como la nieve.
Quiero jugar con él, torpe y lentamente, con la vejez acariciando mi cuerpo, en el salón de nuestra casa. Recibir la visita de nuestros hijos y servirles de ejemplo para buscar una pareja ideal.
Quiero lucir un anillo con orgullo, el mismo anillo durante toda la vida, no importa si es bonito, feo, grande, pequeño, caro o barato; sólo importa lo que verdaderamente significa: la unión de dos corazones para la eternidad.
Por último, quiero morir antes que mi amor verdadero, porque sé que si no es así, moriré de pena.
Le encontraré.
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sabiduría,
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Cansada.
Buenas noches, chicos. Como habréis leído en el título de esta entrada, estoy cansada.
Estoy cansada de ver en televisión miles de series en las que siempre hay un chico que se desvive por la chica, que la despierta entre abrazos y besos y le recuerda cada mañana lo mucho que la quiere, lo que su corazón siente al verla sonreír. Estoy cansada porque eso, en la realidad, no existe.
No existe ese chico tan romántico que moriría por ti, y tampoco existen esas parejas que, por mucho que discuten, siempre lo arreglan con una noche de pasión. Estoy cansada de que, durante años, he estado siguiendo series en las que todo parecía perfecto, y ahora, tan tarde me he dado cuenta de que mi vida nunca será como en esas series.
Me voy a limitar a vivir el momento, y lo siento mucho, pero ya no creo en el amor; llego intentando olvidar al mismo tío demasiado tiempo y, por muchos otros que pasen por mi corazón, ninguno deja la huella que el dejó. Y es que, para ser tan enano, dejó la huella de un dinosaurio. Y es que no puedo ni quiero olvidarle, sí, tenéis todo el derecho de llamarme masoquista, pero no quiero olvidarle por la simple razón de que sigo queriéndole tanto o más que el primer día.
Parece triste. Parece triste que me haya rendido tan pronto. Parece triste y lo es, pero voy a limitarme a continuar viviendo día a día sin sentir. Ya estoy harta de que jueguen conmigo a su antojo, de que me digan que me quieren tantas veces que sus palabras pierden valor. Harta de que cada abrazo sea rutinario, yo busqué un príncipe azul en todos esos chicos y todos ellos me salieron rana. Y no lo entiendo, no entiendo por qué tiene que pasarme esto a mi, yo siempre intenté hacer las cosas bien con ellos, cometí errores y lo admito, pero nunca intenté hacer daño a un tío.
Harta también de que mi serie favorita mezcle el trabajo que quiero tener con un tío perfecto y ser consciente de que nunca tendré esa vida.
En fin, supongo que en esta vida los románticos como yo no tenemos nada que hacer. Gracias por seguir leyendo. Un beso.
Cada dos minutos.
Estoy cansada de ver en televisión miles de series en las que siempre hay un chico que se desvive por la chica, que la despierta entre abrazos y besos y le recuerda cada mañana lo mucho que la quiere, lo que su corazón siente al verla sonreír. Estoy cansada porque eso, en la realidad, no existe.
No existe ese chico tan romántico que moriría por ti, y tampoco existen esas parejas que, por mucho que discuten, siempre lo arreglan con una noche de pasión. Estoy cansada de que, durante años, he estado siguiendo series en las que todo parecía perfecto, y ahora, tan tarde me he dado cuenta de que mi vida nunca será como en esas series.
Me voy a limitar a vivir el momento, y lo siento mucho, pero ya no creo en el amor; llego intentando olvidar al mismo tío demasiado tiempo y, por muchos otros que pasen por mi corazón, ninguno deja la huella que el dejó. Y es que, para ser tan enano, dejó la huella de un dinosaurio. Y es que no puedo ni quiero olvidarle, sí, tenéis todo el derecho de llamarme masoquista, pero no quiero olvidarle por la simple razón de que sigo queriéndole tanto o más que el primer día.
Parece triste. Parece triste que me haya rendido tan pronto. Parece triste y lo es, pero voy a limitarme a continuar viviendo día a día sin sentir. Ya estoy harta de que jueguen conmigo a su antojo, de que me digan que me quieren tantas veces que sus palabras pierden valor. Harta de que cada abrazo sea rutinario, yo busqué un príncipe azul en todos esos chicos y todos ellos me salieron rana. Y no lo entiendo, no entiendo por qué tiene que pasarme esto a mi, yo siempre intenté hacer las cosas bien con ellos, cometí errores y lo admito, pero nunca intenté hacer daño a un tío.
Harta también de que mi serie favorita mezcle el trabajo que quiero tener con un tío perfecto y ser consciente de que nunca tendré esa vida.
En fin, supongo que en esta vida los románticos como yo no tenemos nada que hacer. Gracias por seguir leyendo. Un beso.
Cada dos minutos.
jueves, 23 de agosto de 2012
Luchar, ante todo, luchar.
Sí, debo luchar. Debo luchar ahora por el chico que me ilusiona, no me importa la competencia que haya ni tampoco los obstáculos que me lo impidan, Voy a luchar porque sé que con él seré feliz, sé que el comparte mi forma de pensar y sabría tratarme como llevo soñando tanto tiempo.
No me importan los bajones que me den, voy a luchar por él porque le quiero y porque sé que él a mi también. No me importa tampoco lo que diga la gente, y es que dicen que el camino está lleno de piedras.
Y voy a luchar también por una amistad, por una amistad que se ha ido pero que volverá con mucha más fuerza, cargada de cariño y de cosas que contar. Un año rubia, un año y todo será igual o mejor que ahora. Tan sólo han pasado cuatro días y ya te echo de menos, echo de menos decirte lo mucho que te debo, lo mucho que te quiero y lo mucho que durará esta amistad. Paso por tu casa y veo las luces de tu habitación apagadas, y te juro que eso me revienta por dentro, me revienta saber que, por mucho que corra, no voy a encontrarte, porque estás a tantos kilómetros que ni un coche podría recorrer. Siento haberte fallado en una ocasión, y siento no haberme despedido como me hubiera gustado. Pero te esperaré rubia, te esperaré y dentro de un año todo volverá a la normalidad y tú seguirás guiándome como lo has hecho hasta ahora.
Tambien lucharé por ti, Jose. Por demostrarte que esto es una amistad, con pequeñas pizcas de política, estupidez y sabiduría, pero sobre todo, una amistad. Te echo de menos Jose, y te prometo que el 2 de Septiembre empieza nuestra vidita nueva.
Lucharé por mis sueños. Los conseguiré uno a uno y vosotros, lectores, seréis testigos de ello mediante este blog.
Lucharé por ti, Virginia, por sacarte adelante y hacer que seas feliz, porque te lo mereces, cariño. Lucharé porque bailemos juntas durante horas, y no te cansarás. Porque te quiero y me tienes para lo que sea, por eso, lucharé por ti y te sacaré adelante.
De nuevo, gracias a todas esas personas que siguen este diario de mi vida tras la pantalla. Se os quiere.
No te rindas.
No me importan los bajones que me den, voy a luchar por él porque le quiero y porque sé que él a mi también. No me importa tampoco lo que diga la gente, y es que dicen que el camino está lleno de piedras.
Y voy a luchar también por una amistad, por una amistad que se ha ido pero que volverá con mucha más fuerza, cargada de cariño y de cosas que contar. Un año rubia, un año y todo será igual o mejor que ahora. Tan sólo han pasado cuatro días y ya te echo de menos, echo de menos decirte lo mucho que te debo, lo mucho que te quiero y lo mucho que durará esta amistad. Paso por tu casa y veo las luces de tu habitación apagadas, y te juro que eso me revienta por dentro, me revienta saber que, por mucho que corra, no voy a encontrarte, porque estás a tantos kilómetros que ni un coche podría recorrer. Siento haberte fallado en una ocasión, y siento no haberme despedido como me hubiera gustado. Pero te esperaré rubia, te esperaré y dentro de un año todo volverá a la normalidad y tú seguirás guiándome como lo has hecho hasta ahora.
Tambien lucharé por ti, Jose. Por demostrarte que esto es una amistad, con pequeñas pizcas de política, estupidez y sabiduría, pero sobre todo, una amistad. Te echo de menos Jose, y te prometo que el 2 de Septiembre empieza nuestra vidita nueva.
Lucharé por mis sueños. Los conseguiré uno a uno y vosotros, lectores, seréis testigos de ello mediante este blog.
Lucharé por ti, Virginia, por sacarte adelante y hacer que seas feliz, porque te lo mereces, cariño. Lucharé porque bailemos juntas durante horas, y no te cansarás. Porque te quiero y me tienes para lo que sea, por eso, lucharé por ti y te sacaré adelante.
De nuevo, gracias a todas esas personas que siguen este diario de mi vida tras la pantalla. Se os quiere.
No te rindas.
miércoles, 22 de agosto de 2012
Cuando todo se convierte en un simple recuerdo.
Escribo esta entrada con la esperanza de desahogarme, además de la esperanza de satisfacer a seguidores incondicionales como Virginia y Jose, por supuesto.
Escribo esta entrada con la esperanza de continuar tan feliz como hasta ahora, ya que en veinte minutos, todos los recuerdos se han desbordado y me han hecho entristecer.
Sin embargo, esta vez no pienso permitir que me vuelva a joder la vida como anteriormente, esta vez he conocido a alguien que puede ocupar su lugar, y es que a estas alturas, mi ex se ha convertido en un recuerdo al que no voy a extrañar por nada en el mundo.
No voy a permitir tampoco que me gane en este juego, porque con un jugador tan sucio como es él, no puedo tomarme esta historia como algo serio, porque en muchas ocasiones me lo tomé como tal y esta vez ha cambiado la cosa.
Pero se acabó, no voy a hablar más de un capullo porque otra entrada más solo empeoraría las cosas. Voy a hablar de esas ocasiones en las que una historia se convierte en simples y a la vez intensos recuerdos.
En esas ocasiones en las que te preguntas por qué coño todo se fue a la mierda, en por qué luchaste por una historia que al final acabó con un triste desenlace.
En esas ocasiones en las que anhelas lo que viviste porque sabes que no volverá y porque también eres consciente de que nunca tendrás nada parecido.
Queridos lectores, aquí va mi consejo: no os dejéis cegar por los recuerdos, si una historia ha acabado, es porque de verdad tenía que tener un fin, y deberiáis saber que, cuando esto sucede, es porque no habría acabado mejor que como lo ha hecho. No os comáis la cabeza, porque, si algo he aprendido en estos últimos meses, es que los recuerdos son eso, recuerdos; y no es bueno para una persona vivir recordando una y otra vez una historia, porque solo sufriréis debido al dolor de no tenerlo.
Debéis ser positivos, mirar al frente y admirar lo que ahora hay ante vosotros, admirar lo mucho que os ha costado llegar hasta allí y observar las cosas bonitas que tenéis ahora y que no teniáis antes. Además, en malos momentos descubrimos quienes son de verdad y quienes se juntan a nosotros por simple y cruel interés, y es una oportunidad de darse cuenta de ello y darle cariño a los que nos han demostrado que estarán ahí siempre.
Bueno, siento la pésima calidad de esta entrada, pero hoy no me encuentro nada inspirada... lo siento, amigos. Un beso.
Escribo esta entrada con la esperanza de continuar tan feliz como hasta ahora, ya que en veinte minutos, todos los recuerdos se han desbordado y me han hecho entristecer.
Sin embargo, esta vez no pienso permitir que me vuelva a joder la vida como anteriormente, esta vez he conocido a alguien que puede ocupar su lugar, y es que a estas alturas, mi ex se ha convertido en un recuerdo al que no voy a extrañar por nada en el mundo.
No voy a permitir tampoco que me gane en este juego, porque con un jugador tan sucio como es él, no puedo tomarme esta historia como algo serio, porque en muchas ocasiones me lo tomé como tal y esta vez ha cambiado la cosa.
Pero se acabó, no voy a hablar más de un capullo porque otra entrada más solo empeoraría las cosas. Voy a hablar de esas ocasiones en las que una historia se convierte en simples y a la vez intensos recuerdos.
En esas ocasiones en las que te preguntas por qué coño todo se fue a la mierda, en por qué luchaste por una historia que al final acabó con un triste desenlace.
En esas ocasiones en las que anhelas lo que viviste porque sabes que no volverá y porque también eres consciente de que nunca tendrás nada parecido.
Queridos lectores, aquí va mi consejo: no os dejéis cegar por los recuerdos, si una historia ha acabado, es porque de verdad tenía que tener un fin, y deberiáis saber que, cuando esto sucede, es porque no habría acabado mejor que como lo ha hecho. No os comáis la cabeza, porque, si algo he aprendido en estos últimos meses, es que los recuerdos son eso, recuerdos; y no es bueno para una persona vivir recordando una y otra vez una historia, porque solo sufriréis debido al dolor de no tenerlo.
Debéis ser positivos, mirar al frente y admirar lo que ahora hay ante vosotros, admirar lo mucho que os ha costado llegar hasta allí y observar las cosas bonitas que tenéis ahora y que no teniáis antes. Además, en malos momentos descubrimos quienes son de verdad y quienes se juntan a nosotros por simple y cruel interés, y es una oportunidad de darse cuenta de ello y darle cariño a los que nos han demostrado que estarán ahí siempre.
Bueno, siento la pésima calidad de esta entrada, pero hoy no me encuentro nada inspirada... lo siento, amigos. Un beso.
sábado, 18 de agosto de 2012
Cientos de dudas.
Ahora mismo, mi cabeza está llena de dudas. No sé si lo estoy haciendo correctamente o si estoy cometiendo el mayor error de mi vida. No estoy segura de que mi corazón funcione como debe, pues siempre hace lo que peor futuro me trae. No quiero arriesgarme, pero tampoco quiero perderle por ir demasiado despacio. No quiero lanzarme a un precipicio a lo loco, pero por supuesto que tampoco quiero perderle por tener demasiado vértigo.
Puedo decir que estoy cagada del miedo, pero también estoy orgullosa de decir que me trata como una verdadera princesa. Sin embargo, aún no puedo meterme en nada serio, porque sigo enamorada del mismo capullo que hace un año y cuatro meses me juró amor eterno. Sí, sigo enamorada de él, soy masoquista quizá, pero como decía, mi corazón está pasando por una etapa rebelde, una etapa demasiado larga y de la que tengo miedo a quedarme atascada.
Puedo afirmar que no me habían tratado así en la vida, y eso me hace desconfiar. Le quiero, por supuesto, pero no sé si como amigo o como el hombre que quiero que me despierte a besos cada mañana. No sé si quiero que él sea el chico que me espere en el altar o el que me lleve hasta él. Y no lo sé por la sencilla razón de que al pensar en otro, se me revuelve el corazón y comienza a latir más deprisa; pero es que, desde hace varios días, con mi chico divertido como le llamo yo, me pasa lo mismo.
Esa diversión, esa forma de hacerme sonreír, de hacer que se evaporen los problemas y hacer que solo quiera que acabe el día para poder hablar con él, todo eso, me hace dudar. Y me hace dudar porque si por mí fuera, ese chico ocuparía el resto de mi vida, le abrazaría cada mañana y me ducharía entre risas, caricias y besos con él. Porque sé que no me hará llorar, sé que con él, puedo ser feliz, sé que me quiere y sé que podríamos ser felices. Sin embargo, el recuerdo de un amor imposible sigue rompiéndome la ilusión cada mañana, el fantasma de un amor imposible que pocas veces me hizo feliz, ese mismo, sigue presente. Y no puedo hacerle daño al chico que me da las buenas noches, porque quiero algo con él, pero ahora no.
En fin, lectores, que amo a un capullo y corro el riesgo de perder a un caballero. Porque definitivamente, mi corazón funciona realmente mal.
Tantas dudas y tan pocas respuestas.Gracias por leerme de nuevo. Un beso.
Puedo decir que estoy cagada del miedo, pero también estoy orgullosa de decir que me trata como una verdadera princesa. Sin embargo, aún no puedo meterme en nada serio, porque sigo enamorada del mismo capullo que hace un año y cuatro meses me juró amor eterno. Sí, sigo enamorada de él, soy masoquista quizá, pero como decía, mi corazón está pasando por una etapa rebelde, una etapa demasiado larga y de la que tengo miedo a quedarme atascada.
Puedo afirmar que no me habían tratado así en la vida, y eso me hace desconfiar. Le quiero, por supuesto, pero no sé si como amigo o como el hombre que quiero que me despierte a besos cada mañana. No sé si quiero que él sea el chico que me espere en el altar o el que me lleve hasta él. Y no lo sé por la sencilla razón de que al pensar en otro, se me revuelve el corazón y comienza a latir más deprisa; pero es que, desde hace varios días, con mi chico divertido como le llamo yo, me pasa lo mismo.
Esa diversión, esa forma de hacerme sonreír, de hacer que se evaporen los problemas y hacer que solo quiera que acabe el día para poder hablar con él, todo eso, me hace dudar. Y me hace dudar porque si por mí fuera, ese chico ocuparía el resto de mi vida, le abrazaría cada mañana y me ducharía entre risas, caricias y besos con él. Porque sé que no me hará llorar, sé que con él, puedo ser feliz, sé que me quiere y sé que podríamos ser felices. Sin embargo, el recuerdo de un amor imposible sigue rompiéndome la ilusión cada mañana, el fantasma de un amor imposible que pocas veces me hizo feliz, ese mismo, sigue presente. Y no puedo hacerle daño al chico que me da las buenas noches, porque quiero algo con él, pero ahora no.
En fin, lectores, que amo a un capullo y corro el riesgo de perder a un caballero. Porque definitivamente, mi corazón funciona realmente mal.
Tantas dudas y tan pocas respuestas.Gracias por leerme de nuevo. Un beso.
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La adolescencia..^^
"Edad que sucede a la niñez y que transcurre desde la pubertad hasta el completo desarrollo del organismo".
Esta definición es la que da la R.A.E.; pero en mi opinión está incompleta. Está incompleta porque la adolescencia no puede definirse en dos simples líneas. Es más, estoy segura de que aunque hoy le dedique este espacio, me dejaré muchos temas sin tratar.
Comencemos diciendo que la adolescencia es una etapa, pero no una etapa cualquiera. Es una etapa de cambios, quizá la más importante en la vida de una persona. Es una etapa de dudas a la vez, y también de decepciones. En la adolescencia comienzan los problemas de verdad. Comenzamos a comernos la cabeza por temas verdaderamente importantes. Sientes que todo el mundo está en tu contra, hasta tu propia familia; sientes que el mundo se echa encima tuya, sientes como la vida se complica de repente, sientes que ya no sirve eso de no estudiar en los exámenes. Te agobias, lloras, rabias, gritas, insultas... haces demasiadas tonterías que no te llevan a puerto fijo.
La adolescencia es un tiempo de miedo, de miedo a no gustar a los demás, a ser rechazado; miedo a no encontrar el famoso don que tenemos todos. También tenemos miedo a quedarnos solos, a ver pasar la vida y que todo se acabe, a que un día nos veamos solos en este mundo tan grande que nos rodea. En definitiva, los adolescentes tenemos miedo hasta a los insectos.
La adolescencia consiste en ser bipolar, en estar súper feliz un día y al siguiente llorar porque ese chico te ha jodido pero bien. Consiste en salir con los amigos y sentirte afortunada, pero llegar a casa y maldecirte mil veces porque tanto tu madre como los problemas se te echan encima sin dejarte respirar.
La adolescencia es una etapa de amor, de romanticismo y de dulzura; pero también de engaños, decepciones y amarguras. Es una etapa en la que puedes ser la princesa de un cuento un día y al día siguiente sentir que se acabó el cuento y no comiste perdices ni fuiste feliz con aquel príncipe azul que resultó ser rana.
Llega también la primera vez. Dudas porque no sabes cuando será el momento, ni con quién, ni como. Te preguntas donde sucederá, si ocurrirá con la persona con la que verdaderamente quieres. No quieres cometer un error, pues quieres que todo sea perfecto y quieres guardar un perfecto recuerdo de ese momento.
Lo siento, lectores. Pero soy adolescente y es una verdadera locura. No diré que ser adolescente es una mierda, porque no es verdad. También tiene sus cosas buenas, como la locura que tienes en el cuerpo a todas horas, esas ganas de gritar como un chiflado al mundo que te amas a ti mismo y que nadie puede contigo. Pero es una locura porque puedes cambiar de estado anímico en sólo un segundo.
Por enésima vez, gracias a todos los lectores. Un saludo.
Esta definición es la que da la R.A.E.; pero en mi opinión está incompleta. Está incompleta porque la adolescencia no puede definirse en dos simples líneas. Es más, estoy segura de que aunque hoy le dedique este espacio, me dejaré muchos temas sin tratar.
Comencemos diciendo que la adolescencia es una etapa, pero no una etapa cualquiera. Es una etapa de cambios, quizá la más importante en la vida de una persona. Es una etapa de dudas a la vez, y también de decepciones. En la adolescencia comienzan los problemas de verdad. Comenzamos a comernos la cabeza por temas verdaderamente importantes. Sientes que todo el mundo está en tu contra, hasta tu propia familia; sientes que el mundo se echa encima tuya, sientes como la vida se complica de repente, sientes que ya no sirve eso de no estudiar en los exámenes. Te agobias, lloras, rabias, gritas, insultas... haces demasiadas tonterías que no te llevan a puerto fijo.
La adolescencia es un tiempo de miedo, de miedo a no gustar a los demás, a ser rechazado; miedo a no encontrar el famoso don que tenemos todos. También tenemos miedo a quedarnos solos, a ver pasar la vida y que todo se acabe, a que un día nos veamos solos en este mundo tan grande que nos rodea. En definitiva, los adolescentes tenemos miedo hasta a los insectos.
La adolescencia consiste en ser bipolar, en estar súper feliz un día y al siguiente llorar porque ese chico te ha jodido pero bien. Consiste en salir con los amigos y sentirte afortunada, pero llegar a casa y maldecirte mil veces porque tanto tu madre como los problemas se te echan encima sin dejarte respirar.
La adolescencia es una etapa de amor, de romanticismo y de dulzura; pero también de engaños, decepciones y amarguras. Es una etapa en la que puedes ser la princesa de un cuento un día y al día siguiente sentir que se acabó el cuento y no comiste perdices ni fuiste feliz con aquel príncipe azul que resultó ser rana.
Llega también la primera vez. Dudas porque no sabes cuando será el momento, ni con quién, ni como. Te preguntas donde sucederá, si ocurrirá con la persona con la que verdaderamente quieres. No quieres cometer un error, pues quieres que todo sea perfecto y quieres guardar un perfecto recuerdo de ese momento.
Lo siento, lectores. Pero soy adolescente y es una verdadera locura. No diré que ser adolescente es una mierda, porque no es verdad. También tiene sus cosas buenas, como la locura que tienes en el cuerpo a todas horas, esas ganas de gritar como un chiflado al mundo que te amas a ti mismo y que nadie puede contigo. Pero es una locura porque puedes cambiar de estado anímico en sólo un segundo.
Por enésima vez, gracias a todos los lectores. Un saludo.
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viernes, 17 de agosto de 2012
Me agobia la ciudad.
En fin, gentecilla. Creo que el título de esta entrada lo dice todo sobre el contenido de la misma. Me agobia la ciudad. Me agobia escuchar coches, autobuses, cláxones y demás a todas horas del día. Me agobia salir a la terraza por la noche y tener la sensación de que continúa siendo de día.
Echo de menos la playa y añoro también el campo. Esa libertad de poder gritar en la sierra y que mi chillido se adentre y retumbe en tres manzanas a la redonda. Sentir el calor del sol y poder acariciar la arena de la playa, levantarte y romper todas y cada una de las olas que trae la marea, aspirar el olor a salitre que hay en el lugar y sentarte a ver el paisaje durante horas sin aburrirte.
Echo de menos levantarme a media noche y escuchar los tranquilizadores ruidos de los grillos que habitan el campo, respirar el aire puro del monte y dar un paseo a altas horas de la madrugada, haciendo que las preocupaciones que dejaste en la ciudad se evaporen en cuestión de segundos.
Echo de menos levantarme por la mañana y mirar por la terraza del hotel el mar, pensar que eres la persona más afortunada del planeta debido al simple hecho de poder apreciar ese paraje desde tu terraza. Querer que no se acaben nunca esas vacaciones y pensar que el tiempo pasa demasiado deprisa.
Echo de menos esa tranquilidad de poder correr libremente por el campo sin la presencia de semáforos, de luces superficiales y de miles de personas bien vestidas que se quejan si les rozas. Poder escuchar a los pájaros trinar y saber que en ese momento, solo ellos hacen ruido. Poder escuchar tu propia respiración, ya que no hay más ruido donde te encuentras.
Echo de menos la tranquilidad y el descanso de la playa y el campo. Quizá porque soy demasiado romántica y me encanta la naturaleza, y escribir sobre ella. Quizá porque me encanta el deporte y la sierra es el lugar perfecto para ello. Quizá porque escuchar música tumbada en la playa es mi mayor pasión. Quizá por todo eso, echo de menos el relax.
Odio Madrid, chicos (as). Lo odio pero de momento, toca aguantar como una valiente.
Muchas gracias por continuar leyendo día a día. Esta noche habrá más que leer.
Echo de menos la playa y añoro también el campo. Esa libertad de poder gritar en la sierra y que mi chillido se adentre y retumbe en tres manzanas a la redonda. Sentir el calor del sol y poder acariciar la arena de la playa, levantarte y romper todas y cada una de las olas que trae la marea, aspirar el olor a salitre que hay en el lugar y sentarte a ver el paisaje durante horas sin aburrirte.
Echo de menos levantarme a media noche y escuchar los tranquilizadores ruidos de los grillos que habitan el campo, respirar el aire puro del monte y dar un paseo a altas horas de la madrugada, haciendo que las preocupaciones que dejaste en la ciudad se evaporen en cuestión de segundos.
Echo de menos levantarme por la mañana y mirar por la terraza del hotel el mar, pensar que eres la persona más afortunada del planeta debido al simple hecho de poder apreciar ese paraje desde tu terraza. Querer que no se acaben nunca esas vacaciones y pensar que el tiempo pasa demasiado deprisa.
Echo de menos esa tranquilidad de poder correr libremente por el campo sin la presencia de semáforos, de luces superficiales y de miles de personas bien vestidas que se quejan si les rozas. Poder escuchar a los pájaros trinar y saber que en ese momento, solo ellos hacen ruido. Poder escuchar tu propia respiración, ya que no hay más ruido donde te encuentras.
Echo de menos la tranquilidad y el descanso de la playa y el campo. Quizá porque soy demasiado romántica y me encanta la naturaleza, y escribir sobre ella. Quizá porque me encanta el deporte y la sierra es el lugar perfecto para ello. Quizá porque escuchar música tumbada en la playa es mi mayor pasión. Quizá por todo eso, echo de menos el relax.
Odio Madrid, chicos (as). Lo odio pero de momento, toca aguantar como una valiente.
Muchas gracias por continuar leyendo día a día. Esta noche habrá más que leer.
Mis sueños, algo más que retos.
Todos tenemos sueños, y no me refiero a ese tipo de sueños de los que despiertas en el mejor momento. Me refiero a esos sueños por los que te desvives, por los que te levantas cada día con ganas y por los que piensas que no merece la pena tirar la toalla.
Pues eso señores, que todos tenemos ese tipo de sueños; todos soñamos con poseer el corazón de esa persona que nos quita el sueño, todos hemos soñado en alguna ocasión con tener un trabajo que amemos, un trabajo que nos llene y nos mantenga felices mientras lo desempeñamos. Todos hemos soñado alguna vez con hacer algo que nos parece maravilloso, y ese es el tema que trataré hoy.
No voy a escribir sobre los tipos de sueños existentes, ni tampoco sobre los sueños de distintas personas. Voy a escribir sobre los míos, sobre los retos que marcan mi día a día. Los que hacen que mi sudor resbale por mi frente y mis labios dibujen sonrisas al mundo.
Sueño con ser policía, con decorar mi pecho con una placa metálica y decir una vez tras otra eso de "tiene derecho a un abogado..."; quiero escuchar el sonido de los grilletes alrededor de las muñecas de cientos de ladrones, asesinos y otros. Vivo con la ilusión de pisar la Academia de Ávila cada mañana, de despertarme en una de sus camas y decirme a mi misma "lo conseguiste". Quiero tener en mis manos el MAD y estudiarlo como si en ello me fuese la vida. Y lo voy a conseguir.
Sueño también con pisar Italia. Pisar todos y cada uno de sus milímetros, y examinarlos todos ellos. Respirar y distinguir el olor a pasta, a pizza, a Italia, en general. Quiero salir de noche y escuchar los griteríos típicos de la Bella Italia. Sueño con poder parlar el italiano tal y cómo si fuese mi lengua materna. Deseo cada noche poder despertar en Roma, sentir Roma en cada paso que dé. Y sé que Italia está preparándose para cuando llegue, porque llegaré.
También tengo el sueño de bailar bajo la lluvia junto a mi marido. Junto al hombre que me llene de verdad, al que no me haga sufrir ni me haga llorar. Ese hombre que me despierte con el desayuno en la cama y me desperece entre caricias y besos. Que me abrace y sea capaz de parar el tiempo. Quiero bailar bajo la lluvia junto al hombre de mi vida. El padre de mis hijos y el dueño de mi corazón. Y será algo seguro en un futuro.
De ese hombre también sueño con que se aprenda el fragmento de la vida es bella, y que me despierte un día por sorpresa gritándome "Buenos días, princesa. Hoy he soñado contigo, llevabas ese vestido rosa que tanto me gusta. Pienso en ti, princesa. Siempre pienso en ti". Y que consiga enamorarme cada día más despertándome así.
No pido tanto, pues no pido dinero, ni pido un coche de un millón de euros. No pido llegar a la Luna en un cohete, y tampoco pido ropa de marca todos los días. Soy romántica y sólo pido ser feliz en familia, con los míos. No pido un chico rico que me recoja en Ferrari cada día, me conformo con un chico de barrio que me quiera por mi interior y me haga sentir la más afortunada con palabras. No pido ser presidenta del gobierno, sólo quiero llegar a policía, ser mileurista y poder escribir de vez en cuando, porque es lo que me hace feliz.
Por enésima vez, gracias a todos los que me leen. Gracias a Virginia, a Irene, a Lara..a todos, en general.
Pues eso señores, que todos tenemos ese tipo de sueños; todos soñamos con poseer el corazón de esa persona que nos quita el sueño, todos hemos soñado en alguna ocasión con tener un trabajo que amemos, un trabajo que nos llene y nos mantenga felices mientras lo desempeñamos. Todos hemos soñado alguna vez con hacer algo que nos parece maravilloso, y ese es el tema que trataré hoy.
No voy a escribir sobre los tipos de sueños existentes, ni tampoco sobre los sueños de distintas personas. Voy a escribir sobre los míos, sobre los retos que marcan mi día a día. Los que hacen que mi sudor resbale por mi frente y mis labios dibujen sonrisas al mundo.
Sueño con ser policía, con decorar mi pecho con una placa metálica y decir una vez tras otra eso de "tiene derecho a un abogado..."; quiero escuchar el sonido de los grilletes alrededor de las muñecas de cientos de ladrones, asesinos y otros. Vivo con la ilusión de pisar la Academia de Ávila cada mañana, de despertarme en una de sus camas y decirme a mi misma "lo conseguiste". Quiero tener en mis manos el MAD y estudiarlo como si en ello me fuese la vida. Y lo voy a conseguir.
Sueño también con pisar Italia. Pisar todos y cada uno de sus milímetros, y examinarlos todos ellos. Respirar y distinguir el olor a pasta, a pizza, a Italia, en general. Quiero salir de noche y escuchar los griteríos típicos de la Bella Italia. Sueño con poder parlar el italiano tal y cómo si fuese mi lengua materna. Deseo cada noche poder despertar en Roma, sentir Roma en cada paso que dé. Y sé que Italia está preparándose para cuando llegue, porque llegaré.
También tengo el sueño de bailar bajo la lluvia junto a mi marido. Junto al hombre que me llene de verdad, al que no me haga sufrir ni me haga llorar. Ese hombre que me despierte con el desayuno en la cama y me desperece entre caricias y besos. Que me abrace y sea capaz de parar el tiempo. Quiero bailar bajo la lluvia junto al hombre de mi vida. El padre de mis hijos y el dueño de mi corazón. Y será algo seguro en un futuro.
De ese hombre también sueño con que se aprenda el fragmento de la vida es bella, y que me despierte un día por sorpresa gritándome "Buenos días, princesa. Hoy he soñado contigo, llevabas ese vestido rosa que tanto me gusta. Pienso en ti, princesa. Siempre pienso en ti". Y que consiga enamorarme cada día más despertándome así.
No pido tanto, pues no pido dinero, ni pido un coche de un millón de euros. No pido llegar a la Luna en un cohete, y tampoco pido ropa de marca todos los días. Soy romántica y sólo pido ser feliz en familia, con los míos. No pido un chico rico que me recoja en Ferrari cada día, me conformo con un chico de barrio que me quiera por mi interior y me haga sentir la más afortunada con palabras. No pido ser presidenta del gobierno, sólo quiero llegar a policía, ser mileurista y poder escribir de vez en cuando, porque es lo que me hace feliz.
Por enésima vez, gracias a todos los que me leen. Gracias a Virginia, a Irene, a Lara..a todos, en general.
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miércoles, 15 de agosto de 2012
No sé si será la sangre, pero amo a los míos.
Dicen que la sangre tira, y quizá sea verdad, solo sé que amo a mi familia y no sé qué haría sin ellos.
Cada día me levanto y veo la sonrisa de mi madre, la mujer que me trajo al mundo, la que más me quiere en este mundo y la que moriría por mi. Quizá nunca le he dicho lo mucho que la quiero, pero estoy segura de que ella lo sabe, y también sabe que daría todo por ella, que el día que ella me falte no podré ser feliz, que me faltará la mitad de mi corazón y que miraré las estrellas pensando en lo feas que son comparadas con la cara de mi madre.
Cada día me levanto con los consejos de mis hermanas, las que se preocupan por mí como si fuesen mis madres. Si suspendo, sus regaños me hacen estudiar; si sufro, sufren por mí, y si río, son felices porque ven a su hermana pequeña radiante de alegría. No sé por qué, ni tampoco cómo, pero con el paso de los años, se han convertido en el mayor apoyo que tengo, y ahora más, en esta época de cambios y dudas, en la que ellas se han convertido en mi gran apoyo, en el hombro en el que llorar cuando todo sale mal, cuando los amigos me fallan y los amores me engañan. En fin, que ellas son mis hermanas y no las cambiaría ni por todo el oro del mundo, porque son superiores a ello.
Cada día me levanto con las bromas de mis cuñados, algo más que bromas, porque son indispensables en mi día a día, me sacan miles de sonrisas en esos momentos depresivos y me hacen mirar adelante. Son algo más que cuñados, son hermanos mayores que llevan preocupándose por mí desde que me conocen. Debo agradecérselo día a día, pero mi orgullo no me lo permite. Aún así, se lo agradeceré con hechos, porque las palabras se las lleva el viento; les demostraré que me importan, no les defraudaré y haré que se sientan orgullosos de aquella pequeña a la que conocieron hace tiempo.
Cada día me levanto con el recuerdo de un padre tan grande que lo siento en lo más profundo de mi corazón. Hasta ahora no había hablado del tema, pero le quiero, le añoro y sé que dónde esté, él siente lo mismo que yo. Éramos inseparables, dos personas tan parecidas que compartían mucho más que una relación entre padre e hija. Sin embargo, debo poner en duda la justicia de Dios por haberse llevado lo que yo más quería en este mundo. Mi padre era mi vida, el verdadero hombre de mi vida, el que me amaba de verdad. Debo poner en duda la justicia de Dios porque mi padre era feliz a mi lado, porque no considero que yo me merezca tener que mirar una foto para recordar a mi padre. No me merezco tener que pasar sus cumpleaños en silencio, sin poder felicitarle, sin darle un beso, un abrazo... Sin poder ni siquiera escichar su voz. Daría todo por poder escuchar sus miles de tipos de risas...esa risa graciosa que tenía, aquella otra que era nerviosa, o la que tenía cuando había tensión... No me merezco sentirme hecha una mierda porque pienso que yo podría haber evitado la muerte de mi padre, porque quizá, si hubiese evitado que fumase, lo habría evitado...NO ME MEREZCO VIVIR SIN ÉL.
Por último, un mensaje a mi abuelo: TE QUIERO, ABUELO. TE QUIERO. Gracias por haberte comportado como un padre durante un año. En serio, te echo de menos. TE QUIERO.
Gracias a los lectores.
Te quiero, papá.
Cada día me levanto y veo la sonrisa de mi madre, la mujer que me trajo al mundo, la que más me quiere en este mundo y la que moriría por mi. Quizá nunca le he dicho lo mucho que la quiero, pero estoy segura de que ella lo sabe, y también sabe que daría todo por ella, que el día que ella me falte no podré ser feliz, que me faltará la mitad de mi corazón y que miraré las estrellas pensando en lo feas que son comparadas con la cara de mi madre.
Cada día me levanto con los consejos de mis hermanas, las que se preocupan por mí como si fuesen mis madres. Si suspendo, sus regaños me hacen estudiar; si sufro, sufren por mí, y si río, son felices porque ven a su hermana pequeña radiante de alegría. No sé por qué, ni tampoco cómo, pero con el paso de los años, se han convertido en el mayor apoyo que tengo, y ahora más, en esta época de cambios y dudas, en la que ellas se han convertido en mi gran apoyo, en el hombro en el que llorar cuando todo sale mal, cuando los amigos me fallan y los amores me engañan. En fin, que ellas son mis hermanas y no las cambiaría ni por todo el oro del mundo, porque son superiores a ello.
Cada día me levanto con las bromas de mis cuñados, algo más que bromas, porque son indispensables en mi día a día, me sacan miles de sonrisas en esos momentos depresivos y me hacen mirar adelante. Son algo más que cuñados, son hermanos mayores que llevan preocupándose por mí desde que me conocen. Debo agradecérselo día a día, pero mi orgullo no me lo permite. Aún así, se lo agradeceré con hechos, porque las palabras se las lleva el viento; les demostraré que me importan, no les defraudaré y haré que se sientan orgullosos de aquella pequeña a la que conocieron hace tiempo.
Cada día me levanto con el recuerdo de un padre tan grande que lo siento en lo más profundo de mi corazón. Hasta ahora no había hablado del tema, pero le quiero, le añoro y sé que dónde esté, él siente lo mismo que yo. Éramos inseparables, dos personas tan parecidas que compartían mucho más que una relación entre padre e hija. Sin embargo, debo poner en duda la justicia de Dios por haberse llevado lo que yo más quería en este mundo. Mi padre era mi vida, el verdadero hombre de mi vida, el que me amaba de verdad. Debo poner en duda la justicia de Dios porque mi padre era feliz a mi lado, porque no considero que yo me merezca tener que mirar una foto para recordar a mi padre. No me merezco tener que pasar sus cumpleaños en silencio, sin poder felicitarle, sin darle un beso, un abrazo... Sin poder ni siquiera escichar su voz. Daría todo por poder escuchar sus miles de tipos de risas...esa risa graciosa que tenía, aquella otra que era nerviosa, o la que tenía cuando había tensión... No me merezco sentirme hecha una mierda porque pienso que yo podría haber evitado la muerte de mi padre, porque quizá, si hubiese evitado que fumase, lo habría evitado...NO ME MEREZCO VIVIR SIN ÉL.
Por último, un mensaje a mi abuelo: TE QUIERO, ABUELO. TE QUIERO. Gracias por haberte comportado como un padre durante un año. En serio, te echo de menos. TE QUIERO.
Gracias a los lectores.
Te quiero, papá.
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